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230 J. MICÓ entramado general de la reforma de :fa vida re'ligiosa que el Papa estaba llevando a cabo. La actitud de Francisco ante Qa Curia está ,condici&nada por la necesidad real de relacionarse con ella, debido a su condición de animador y •Cabeza del grupo franciscano. La aprobación del proyecto de vida abría de una forma más realista la comunicación entre er Fraücisco fiel a la Iglesia romana y al Papa y los Cardena!les que fa dirigían. Al hablar de las relaciones de Francisco con la Curia no hay que :ha– cerlo desde una visión triunfalista que distorsione la realidad del hecho. Por decepcionante qt;te nos pueda parecer, Francisco no era ninguna per– so:o.ali.dad dentro de •la Iglesia institucionaLque influyera en las decisiones de la misma. E!l estamento eclesial, Papa y Cárdenálles de la Curia, tenía sus propios planes, en los que trataba d.e integrar a ,cualquier movimiento que surgiera dentro de la cristiandad. Hasta Inocencio III, la vida religiosa se configuraba de acuerdo a la normativa canónica tradicional Existía 'un modelo jurídico, marcado por la estabfüdad, al que deoían adecuarse todas las órdenes nacientes. Aque– Jlos movimientos que no estuvieran dispuestos a aceptar ta\les condiciones, no tenían cabida dentro de la vida religiosa. Inoc.e.ncio III trató de solucionar este problema de una forma acep– table. Por una part~, puso en práctica su política de ¡,eqb~ar cualquier fundación de una .nueva Orden .que no ac~ptara ~lguna de las Regl;J.s tradi– cionales; este ,principio se plasmó en el canon 13 del Concilio Latera– nensie IV: «Para que una excesiva diversidad de religiones (es decir, de reglas y de fundaciones reiligiosas) no conduzca a una seria confusión en la Iglesia de Dios, prohibimos firmemente que en el futuro se funden nuevas religiones; y qui 1 enquiera que desee convertirse a una nueva reli– gión, tome alguna de las ya aprobadas. Igualmente, aquellos que deseen fundar una casa religiosa en el futuro, adopten la regla e institución de las religiones ya aprobadas. Prohibimos también que nadie .presuma tener J.a. condición de monje en diversos monas.terios y que nin,gún abad presida varfos monasterios.» Por otra parte, concretó su sensibj[idad .hada !los nuevos :movimientos evangélicos haciendo. una distroción clara entre •los. heréticos y los orto– doxos, aceptando a es.tes. últinlos, en Ja Iglesia por la aprobación de su «Propositum» o forma de vida. La aprobación de estos grupos, en suma– yoría laicos, no los convertía en órdenes religiosas, por lo que les per– mitía una mayor libertad a la hora de concretar su propio carisma. La presentación del Proyecto franciscano en 1210 y su confirmación oral entran de lleno en este dima de aceptadón de movimientos evangé– licos.que .lnocendo HI estaba .. realizando por qquellos años. En 1201 apro– baba a los Humillados; en 1208, a ilos Pobres Católicos de Durando de

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