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LA SANTA MADRE IGLESIA 277 presentado a ia· Curia, ,ni fue ni podía ser entendido por el grupo de diri– gentes que'Hevaba en Roma"la·reorganización 'de; la vida religiosa ·en la Iglesia. ,y ·no hay que "achacarles, por·eHo, 'mala voluntad ni un intencio– nado propósito de «aplastar» a Francisco y su proyecto transformándolo en .oteo más, asiimilahle; - p0rque si ,este corrimiento se 4io, fue más por ,voluntad de los, 1mismas :ái:tiigent:es .de la Fraternidad -intelectua:l€s y Pro- vinciales-, ;que. ,por. ,una ,deoisión, hnpo&itiva de la Curia.,De todos· modas, no' se: trata tainto de ,buscar culpables como. de ,intentar analizar d:esapasio– nadamente. cuáles, fueron las,'felaciones reales :de Francisco y, la .. Iglesia. 2. CARISMA Y ESTRUCTURA 'El problema de' la doble ,in.te :rpretacii:in antes indicado se debe, a mi parecer, a··una visión ·unidimensional y reduccionista ·de Francisco. Desde una perspectiva más analftica · de la Iglesia, hacen enfrentarse, hasta la irreductibilidad, dos· facetas que en el Santo no eran antagónicas: su -obe– diencia reverencial a la Iglesia como institución y su rebeldía ante una vivencia del Evangelio eclesiatmente .descolorida e incoherente. Estos dos -.niveles en fa forma de experimentar la Iglesia fueron vividos por Francisco• dentro de una· gran tensión, pero, al mismo tiempo, con equilibrio. Basta que recordemos, para comprender un poco, su situación existencial de simple laico, convertido inesperadamente a una vida de penitencia.· Esta situación le hada ver a la Iglesia de una forma unitaria; cerno una especie de familia eri la que existen contradicciones, pero en ia que es necesario permanecer para poder superarlas. La Iglesia había sido para él como un gran seno materno que le había dado 1a vida y en cuyo regazo se sentía seguro, porque seguía percibiendo de una forma ·personal el amor de Dios y la posibilidad de comunicarlo a los demás hombres. En ella había recibido la fe, los sacramentos y las costumbres cristianas ca·si 'de una forma inconsciente, pero que ahora formaban ese clima familiar fuera del cual le sería imposible entenderse a sí mismo y a todo lo que le rodeaba. Su ser y su existir estaba transido por ese soplo misterioso de la Iglesia que se espesa, hasta hacerse institu– ción, pero que, al mismo tiempo, la trasciende de forma inasible desper- tando :la añoranza del Evangelio para seguir a Jesús en su camino ,hacia el Padre. La Iglesia en Asís había sido fundamental para que el pueblo llegase a sentir conciencia· de su identidad comunitaria cultural y religiosa; había sido la Iglesia la que había hecho aflorar las relaciones interpersonales y la aparición del «nosotros» como una necesidad grupal. ,Las «Leyendas

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