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LA SANTA MADRE IGLESIA 305 cdt4ausíóN 1á fldell.dad '·de Fta~cisco a lá Iglesia. fue madurando en un pro– C(iSO largo~ que . no le convirtió en una víctima del poder eclesial, pero que tampoco le cegó los ojos y el corazón para vivir su obediencia de.una fo:rma ingeIU1a. Desde. una Je. en .la Ig1:esia~ sencilla. y espontánea, recibida, en el ambiente sociorreligioso de Asís, fue caminando hasta conocer·y experimentar las alegrías y las penas que conlleva asumir los retos de la propia¡ re en un· contextó eclésial ·de mediaciones. El llegar a ser «hombre de Iglesia» le permitió descubrir sus ~bili– dades · c◊Í);, l.ti, .estt:µctqra; forniac¡Ia como estaba. .de hombres. tan débiles como él; pero su responsabilidad eclesia.I le abrió las puertas,. para con– templar una Iglesia mucho más amplia y profunda de lo que él podía sospecliar¡· Su decisitm de• vivir;-•desde el E'7angelio le había• llevado a la conclusión de su sacramentalidad. No es que· antes desconociera que ella erá .la' que· los cónfecdonaba y;ttdministra:ba. Pero en sus· relaciones con Roma· descubrió el ;~isterio de que eila misma es .también sacramento. L~ debilidad..peca~:i;-a de. sus estruc.turas .está transida poi: la gracia salvadora de Dios trinitario. En su misma carne se encarna Jesús. si~– pre dispuesto a la acogida y al perdón. En la pesadez de su «aparato» str,·haccr p:resente lo único·,que vemos del,Híjo de Dios, su cuetpG·y su sangre, y sólo en ella se nos anuncia la Palabra por la que· el Espíritu nos da la vida. " • ) 11 ~ ' 'Por eso Francisco, a pesar de su dura experiencia con lat institución eclesial,. no ,,dudó nqnca, eJ;J. vivir su P.ro ~cto evan~lico de\ vida dentro de ella. En ella::había reeibido:la~ fe;' en, ella se, le había, .dado· la gracia de la, ,cc,nV'ersmn; en ella ,se le llabía !hecho patente que debía,wvirisegún la forma del santo Evangelio; a ella habíá 1 .recunidó ·para asegurarse de que su propósito n~ era fruto de un capricho personal. Por tanto, era tam– bién 1 lógico que caminara dénttó de ella e:h su segUimiento, tra$ las hu~llas de Jesús. La sumisión a la Iglesia que practicó Francisco, como acogedora de, S\l . carü.ma ;,no ..-fue .ciega,.nL:rastrera; ya que: supo distinguir•entre la salvación que en ella se nos da y la torpeta cori que,. a veces, la ttans– p~renta y la ofyece a ios .h~~~res. * * *

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