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304 J. MICÓ la fuerza sino que prefiere 1 siguiendo el ejemplo de Jésús, ser víctima de la incomprensión y la eficacia. Francisco lo entendió así; por eso su natural fidelidad a las normas de la Iglesia de R:oma debió, err ocasiones, resultarle pesada. La lectura que hacía del Evangelio, y· •que él exp·erimentaba como revelada por el Señor, no coincidía coR la propuesta desde,Roma; los puntos de vista eran distintos y, por tanto, también las actitudes. Pero él no consider.ó nunca que debiera prevalecer su visión personal .s0bre la curial; eso no pasaba por su mente. La sacramentalidad de la Iglesia le llevaba a reconocer también en ella al Jesús. que le instaba: a su seguimiento. desde el Evangelio. Por -eso no dudó en .conformar, .su. conducta y•· su responsabilidad como fundador a las normas eclesiales. que para, él ernn ·la concretización de la llamada del Señor, a pesar de que no coincidieran..con su proyecto. Su caminar por el camino oscuro de Ja obediencia fiel le permitió, no obstante, expe– rimentar la seguridad de que su vida y su obra estaban protegidas y acom– pañadas por un amor materno, el de la Iglesia. Por encima, de su percep– ción subjetiva estaba .la objetividad ,de que la misma Iglesia, que tiene en su seno al Señor y su Evangelio, poseía también la capacidad de con– ducir :m propia vida y Ja de sus hermanos hacia esa realidad que para ellos era absoluta. Por eso, en sus Escritos se esfuerza constantemente por remitir a la autoridad de la Iglesia como lugar del que proviene y que nos marca el modo de conducirnos en el seguimiento del Evangelio. Así, en el ámbito de la liturgia, recuerda a los clérigos qqe deben tratar el cuerpo de Cristo de acuerdo con las p:rescripciones de la santa madre Iglesia (CtaCle 13; lCtaCus 4); lo mismo hace con los frailes, amonestándoles que el Oficio y la Eucaristía se hagan según la forma e institución de la santa Iglesia (2 R 3, 1; CtaO 30). La importancia que tenía para él esta sumisión a las normas ,de la Iglesia queda patente al leer en el Testamento la dureza con que trata a los hermanos que no cumplen con el Oficio según se manda en la Regla. Nada menos que organiza una especie de búsqueda y captura para enviarlos al Cardenal Protector, y que él decida lo que se tenga que hacer con ellos (Test 30-33). La admisión de los hermanos ten:drá que hacerse según la normativa canónica (1 R: · 2, 12), y los hermanos ya profesos tratarán de ser fieles hasta el fin; según las mismas normas (1 R 2, 10; 2 R 2, 12). Por último, el ministerio dé la predicación se deberá ajustar a los cánones de la Curia romana (1 R 17, 1), manifestando así su adhesión a la Iglesia y distan– ciándose de los grupos evangélicos sospechosos de herejía.

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