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288 J. M:tcó muy pecadores que sean, nadie debe juzgarlos, ya que el Señor mismo se reserva para sí solo el juicio sobre ellos: Pues cuan.to más grande es el ministerio que tietten .del ·sai\tísimo cuerpo y sangre id.et Señor, tanto•· más grande es el pecado· de lós que pecan contra •ellos que el de los que pecan contta todos fos demás hombres de este mundo (Adro 26). La horizontalídad de las relaciones que Franc.isco exige para la Frater– nidad, hasta el punto de desacralizar la autoridad, no la hace extensible a la jerarquía de Iá Iglesi~, La jenirquía sigue siendo sagr,adá y, por tanto, intocable. Así s.e explica esta defensa incuesticmable dé los clérigos, en la que, además de su propia' ment-álidad, debió de influir el condicio– namiento de la Curia para preservar a lá Fraternidad del peligro anti– clerical que configuraba el talá~1te <le lós movimiéntos pauperísticos. Francisco se mantuvo, por encima de todo, en este respeto ante los clérig9s. La veneración en el Señor de su orden y oficio y dé su mini~– terio (1 R 19, 3), le llevaba a no querer predicar en contra de su. volun– tad, por más pecadores e incultos que fueran. Y la razón era que veía en ellos al Hijo de Dios y eran para él sus señores, puesto que hacían pre– sente y administraban al mismo Hijo de Dios sacramentado en el pan, el vino y la Palabra (Test 7-13). Los bióg:i;:afos ,reflejan ..abundantexnente .esta.actitud.. de Francisco,. en parte .. porque estaban. inteFesados :en. justificar una Fraternidad ya clerica– lizada, pero también.sporqtJe ,respondía a una realid.ad ..del gru¡¡,o.. ppimitiv:o, lafoo e • itinerante,. que necesitabl;'L ·demostrar. su JidelidaicL a..la .Iglesia..p,or, medio de la reverencia a los .. sacerdotes. Su estima,al .clero la, transmitía Fraaeiscro a;los-fieles en sus ser,mones para, qu:e pudieran, e~presar. su, Je .en la, Iglesia. romana; pero;· sobre tGdo, trstó de .ha:Geda.,comprender a,1os frailes (AR: 37; TC 57). En descri~iones que nos .podrían.,panecer bucólicas,, las Fu:entes van refiriendo esta.actitud de· la. primera Fraternidad, caracteri2!ada, por un respeto ineuestiorrable hacia los sacerdotes ,CJ'C 59;, l-Oel,46). IL FRANOISCO' Y EL MISTERIO 'DE• LA IGLESIA' Su. familiaridad con la estructura jerárquica dé la Iglesia no le había impedido, sin embatgó, ttaspasat su dura y a veces amarga corteza, des– cubriendo en Ió más hondó· de ella fa riqueza que la animaba y motivaba en su ser: la presencia salvadora de Dios; La tni.'.sma jerarquía de la Iglésia le había enseñado y acompañ:ádó en su experienci~ de que fa familia trini~ taria del· Dios:, Parlre; deJ: ,Dios,Hijo; y' •del- Dios,Eispírim estaba en -el origen
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