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86 F. IGLESIAS de san Francisco, la verdad es que la obediencia ocupa un puesto mucho más relevante -cuantitativa y cualitativamente- en sus escritos. 24 Si desde un principio se hubiera prestado mayor atención a estos planteamientos de san Francisco, identificando. sobre todo la pobreza en lo que tiene de más esencial y característico -como mentalidad, como actitud, como modo de ser eminentemente liberador de nosotros mis– mos-, la historia de la Orden hubiera sido muy diferente. 25 Ser auténticamente menor.es , es decir, estimarnos en lo que de verdad somos a los ojos de Dios -«cuanto es el hombre ante :él, tanto es y no más» (Adm 19; cf. LM 6, 1-- y adoptar una actitud de coherente y carita– tiva servidumbre, es la fórmula ascética, consagrada por el Evangelio y más apta a las exigencias temperamentales de Francisco, para ser espiritual– mente libres y disponibles. Hacer una lectura de nuestro perfil minorítico a la luz de esas palabras claves de san Francisco -pobreza-humildad-obediencia-, nos llevaría demasiado lejos, con riesgo, además, de repetir ideas bien conocidas de todos. Subrayo, tan sólo, unas aplicaciones prácticas. Conscientes de nuestra propia talla y con el corazón «sin propio»/ 6 cobra fisonomía específica nuestra imagen ante Dios y ante los hombres. Ante Dios, haciendo de nuestra vida una profesión de fe, de amor, de absoluta dependencia de Él, de espíritu penitente, de docilidad a su divina inspiración, de alabanza y de agradecida entrega. 27 Ante los hombres, haciendo de nuestra vida una profesión de servicio, de comprensión y tolerancia, de cortesía, <le desprendimiento, de modestia, de hombres sin títulos ni privilegios, de obediencia caritativa, sujetos a toda humana criatura por Dios, con atención preferente al hermano necesitado. 28 Ante Dios v ante los hombres, reflejando un perfecto equilibrio y autodominio íntimo, un corazón gozosamente liberado y pobre de espíritu, un inquebran– table optimismo, el don de la concordia y de la paz, de la experiencia de 24 Cf. F. URIBE: Strutture e specificita.. ., pág. 269; Adrn 2 y 3; K. EssF:R: Autoridad y obediencia en la primitiva familia franciscana, en Sel Fran núm. 3 (1972) 17-30. 25 Cf. C. KosER: La espiritualidad de la Orden de los Hermanos Menores, en CFR núm. 13 (1971) 7, 11; K. EssER: El misterio de la pobreza, en CFR núm. 7 (1969) 170s.; V. M. BRETON: La pobreza de sí nzisrno, en CFR núm. 7 (1%9) 18ls.; L. BoFF: Jesús de Nazaret v Francisco de Asís, en CFR núm. 32 (1975) 212-213; IDEM: La no modernidad de Francisco, en CFR núm. 35 (1976) 144-145. 26 Cf. 1 R 7. De los 107 pasos sobre la pobreza en los escritos de S. Fran– cisco: 9 se refieren a la pobreza en general, 73 a la pobreza espiritual y 25 a la material. Cf. J. DE ScHAMPHELEER: La pobreza evangélica y la pobreza franciscana, en Set 1Fran núm. 4 (1973) 56. 2' Cf. F. lJRrnn: Strutt11re e specíficita..., pág. 265s.; 1 R 21; 22; 23; 2 R 12; 2CtaF; CtaA; CtaCus; Adrn 16; AlHor; ParPN; etc. S. LóPEz: La pobreza, v,icío para Dios, en Sel Fran núm. 4 (1973) 60s.; K. EssnR-E. GRAU: La pobreza, pre– figuración del reino ele Dios, en Sel Fran núm. 4 (1973) 39s.. ' 8 Cf 1 R 4· 'i· 6- 7· 9· 15· 16· 17· 18· 2 R 5· 8· 10· Test· Adm 3· CtaA– CtaO; CtaCus;' CtaF; ParPN; 'salVir;' cf.'1 Pe i, 13; F.'URIBI,; Struttu/e e spé– cific'ita. ., pág. 266s.
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