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46 J. MICÓ mantener a la Fraternidad fiel a su carisma. Durante todo el proceso de evolución, se habían ido plasmando, en normas precisas, las distintas soluciones aportadas por la colaboración de todos a los problemas que la vida planteaba. La 1 Regla es un ejemplo de esta «legislación abierta» que se practicaba en la Fraternidad. Sin embargo, la bula «Solet annuere» fijaba jurídica– mente la cristalización del carisma franciscano en una Regla. Si por una parte aseguraba su eclesialidad, por otra frenaba su adaptación a las nuevas circunstancias. La Regla significaba, para muchos frailes y curiales marcados por una visión legalista, la concreción o reducción jurídica de la forma de vida evangélica alumbrada por Francisco. En adelante ya no sería posible adaptarla, debido a la aprobación eclesiástica. ¿ Cómo una Regla, concebida para organizar una forma de vida con– creta, podía constituirse en principio normativo para el futuro? Esta pregunta se formuló muy pronto, convirtiéndose en motivo de angustia para los ministros e intelectuales, que contemplaban la vida desde el ángulo estrecho de la ley. Si Francisco tuvo que admitir esta faceta jurí– dica de la Regla, al parecer con cierta autoviolencia, sin embargo, no renunció a interpretar el carisma de acuerdo con las nuevas exigencias, aunque para ello tuviera que cambiar el matiz jurídico de sus mandatos, dándoles una forma exhortativa. Dentro de este contexto debe colocarse la advertencia de Francisco de que no tomen este escrito como «otra Regla». Al final de la 1 Regla aparece la misma preocupación de que los hermanos tengan otras Reglas. Se conoce que la tendencia a adoptar alguna de las Reglas clásicas estuvo siempre amenazando a la Fraternidad. No obstante, Francisco se opuso a ello, defendiendo la originalidad de su Regla y el deseo de que fuera única para todos. Su intención no era crear confusiones, poniendo el Testa– mento en competición jurídica con la Regla. Se trata, más bien, de un recuerdo, un aviso y una exhortación para que se cumpla mejor. Francisco, aunque separado del gobierno, se siente responsable de la marcha de la Fraternidad; por eso, explicita sus deseos, no como un correctivo de la Regla y mostrando su disconformidad, sino como un medio de aclararla profundizando en ella.

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