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REFLEXIONES SOBRE EL TESTAMENTO 45 partes donde se habían extendido los frailes tuvieran que ser llevados al Cardenal. ¿Se trata, entonces, de casos muy concretos que el Santo conoce por acaecer en territorio italiano? Sea como fuere, el caso es que Francisco, en este fragmento, intenta mantener por todos los medios a su grupo dentro de la catolicidad. Si en los primeros números se ha concre– tado ésta como fe en la eucaristía y en los sacerdotes, aquí aparece como obediencia a lo .que propone la Iglesia. 111. «ASl SIMPLEMENTE Y SIN GLOSA LAS ENTENDAIS... » Este último apartado es la clave interpretativa que da Francisco para el recto entendimiento de lo que él quiere decirnos en su Testamento. Las diversas tendencias existentes en la Orden podían interpretar este escrito cada una a su modo, concediéndole un valor o unas intenciones que el Santo no le había podido dar. Conocía Francisco demasiado a los frailes, a todos, para creer que tomaran en su justo sentido esta visión global de la Fraternidad con relación a sus valores esenciales. De hecho, el tiempo se encargó de mostrar que, a pesar de haber deli– mitado el Santo el valor y alcance del documento, la Orden no llegó a captar la función de correctivo o, si se permite, de reactivo que tenía para su propia vida. Unos por exceso y otros por defecto, todos terminaron arrancándolo de su propio lugar hasta convertirlo en bandera o en olvido de tendencias partidistas. Francisco tenía experiencia de los retorcimientos e interpretaciones que se le habían hecho a su claro proyecto de vida; por eso traza y asegura el contorno intelectivo dentro del cual se debe ver esta última voluntad. 11. Y no digan los hermanos: «Esta es otra Regla», porque esto es un recuerdo, admonición, exhortación y mi testa– mento que os hago yo, el hermano menor Francisco, a vosotros, mis benditos hermanos, para que observemos más católicamente la Regla que prometimos al Señor (Test 34). En este fragmento se rompe el proceso lógico que venía desarrollándose a través del Testamento. Es como un «stop» brusco que nos hace plantear el problema del sentido existente en lo dicho con anterioridad. Pues resulta que, después de haber ordenado detalladamente y por obediencia algunas normas a seguir, ahora se trata simplemente de un aviso o exhor– tación. ¿Entraba dentro de sus planes esta aclaración sobre el valor del Testamento, o se trata, más bien, de una toma de conciencia de que se ha extralimitado en sus atribuciones? Francisco sabía muy bien que, desde su retirada del gobierno de la Fraternidad, no tenía ningún poder jurídico para ordenar nada. Sin em– bargo, no deja de seguir ejerciendo su función animadora y vigilante de
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