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4 J. MICÓ de a:bril o principios de mayo de 1226, después de una crisis gravísima de Francisco que se encontraba ya bastante enfermo. El texto que damos es el de la llamada Compilación o Leyenda de Perusa: «·Escribe cómo bendigo a todos mis hermanos, tanto a los que están actualmente en la Fraternidad como a los que vendrán hasta el fin de los tiempos. Ya que no puedo hablar, debido a la debilidad y dolores de mi enfermedad, quiero manifestar brevemente en estas tres frases mi última voluntad a los hermanos: Que en recuerdo de mi bendición y mi testamento se amen y reverencien siempre unos a otros; que amen igual– mente con deferencia siempre a nuestra señora la santa pobreza; y que se mantengan siempre fieles y sumisos a los prelados y a todos los clé– Jjgos de la santa Madre Iglesia» (LP 59). · Este pequeño Testamento, con sus tres elementos de fraternidad, po– breza y minoridad, sintetiza mejor la vida franciscana que el Testamento grande, tal vez porque en su concretez solamente puede mostrar la faceta positiva sin dar cabida a .la corrección. Santa Clara nos ofrece en su Regla otro Testamento de Francisco, esta vez a las Hermanas Pobres o Clarisas. En el capítulo 6 puntualiza que, poco antes de su muerte, les escribió su última voluntad diciendo: «Yo, el her– mano Francisco, el menor, quiero seguir la vida y pobreza del altísimo Señor nuestro Jesucristo y de su santísima Madre y perseverar en ella hasta el fin. Y os ruego, señoras mías, y os aconsejo que viváis siempre en esta santísima vida y pobreza, guardándoos mucho de separaros jamás de ella a causa de la doctrina o consejo de alguno» (UltVol). La limitación de su última voluntad al mantenimiento heroico de la pobreza y la noticia de Bartolomé de Pisa sobre una carta enviada por Francisco a Clara ha hecho pensar que se trataba de un fragmento del Testamento, ,pero la forma con que lo introduce Clara quita toda sospecha; se trata de un Testamento breve pero completo. La fecha de su redacción deberá colocarse a finales de septiembre o primeros de octubre de 1226. En cuanto al Testamento dictado a los frailes, podemos colocarlo en las mismas fechas, es decir, en los últimos días de la vida del Santo, cuando estaba ya en la Porciúncula. La brusquedad con que irrumpe Francisco en la segunda parte de este Testamento, después de haber descrito su conversión, ha suscitado diversos intentos de e:xiplicar esta insólita salida de tono del Santo pacífico, com– prensi·vo y bondadoso que solíamos ver en Francisco. Indudablemente el cambio se percibe, por lo que algunos han querido ver la redacción en varias sesiones. Conociendo la inestabilidad del carácter de Francisco y sus altibajos emocionales, resultaría verosímil esta actitud agria y dura en un momento de desplome. Otros, más radicales, ven en esta parte del Testamento una resuelta protesta, después de ha:ber sido ahogada y reprimida durante los últimos años por el mismo Francisco, contra la Iglesia de Roma por haber mani– pulado el carisma de su Fraternidad hasta el -punto de convertirla en una Orden extraña a sus orígenes.

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