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38 i. MICÓ encarcelados, otros despojados de sus vestidos y así, desnudos, los pasea– ron para irrisión de la gente. 21 Sin embargo, la alusión del Testamento podía hacer referencia a hechos más recientes, pues la bula «In eo quod audivimus», enviada al arzobispo de Pisa y al abad de S. Pablo un año antes de morir el Santo, pide que se interponga recurso eclesiástico al Consejo de la ciudad para que lo más presto posible se libere a los frailes. Ante todos estos casos que se enumeran en el Testamento, Francisco propone una solución única: «Donde no sean recibidos, huyan a otra parte para hacer penitencia con la bendición de Dios.» Los textos antes citados de los Tres Compañeros y Jordán de Giano terminan la narración de su episodio constatando que tuvieron que aban– donar varias provincias y volver a Italia. En resumen podríamos decir que Francisco es contrario a todo privi– legio. Si acude a Roma en los momentos claves y decisivos, no es para buscar apoyo privilegiado, sino para asegurar eclesialmente su carisma. Otra cosa es que la Curia no tuviese ningún otro medio de gestionar estos asuntos sino por bulas o privilegios. Cuando éstos iban coritra su ideal, el Santo se opuso, aunque su negativa resultara inútil por tratarse de asegurar una línea de acción que la Curia apoyaba. Francisco pensaba que si el fraile menor no debe tener nada bajo el cielo, tampoco debe tener ningún derecho que lo haga más rico que los otros. El que quiere ser del todo pobre, no quiere tampoco tener ninguna protección legal, sino solamente la seguridad que da al hombre su con– fianza en Dios. En este sentido hay unas palabras del Santo que nos trae fray León y que nos muestran su actitud: « Yo por mi parte sólo quiero tener un privilegio del Señor: no tener ningún privilegio de los hombres, sino reverenciar a todos y, cumpliendo lo que manda la santa Regla, tratar de convertir a todos más con el ejemplo que con las palabras» (EP 50). 9. Y quiero firrnemente obedecer al ministro general de esta Fraternidad y a otro guardián que le plazca darme. Y de tal modo quiero estar cautivo en sus manos, que no pueda ir o hacer nada fuera de la obediencia y de su voluntad, porque es mi señor. Y, aunque soy simple y estoy enfermo, quiero, sin embargo, tener siempre un clérigo que me recite el Oficio como se contiene en la Regla (Test 27-29). La temática de este fragmento es la obediencia y el Oficio divino. Obe– diencia y Oficio que se impone Francisco como meta personal, para ofre– cerla, en el número siguiente, al cumplimiento de los demás hermanos. LA OBEDIENCIA La obediencia era algo fundamental para Francisco, puesto que en ella veía el único medio de autocontrol que poseía la Fraternidad. En un movi- 21 J. DE ÜIAND: Crónica, núm. 5; l.c., págs. 23&-239.

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