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32 J. MICÓ El aumento considerable de frailes, sin una Regla lo suficientemente detallada y precisa, podía dar cabida a la anarquía y descontrol de algunos, no sólo para zafarse de las obligaciones, sino para colocarse fuera de la ortodoxia o para introducir innovaciones de tipo monacal. Francisco se muestra extremadamente duro en su actuación, lo cual indica la importancia que tenían para él estos valores. 7. Guárdense los hermanos de recibir en absoluto iglesias, pobrecillas moradas y todo lo demás que se construya para ellos, si no son como conviene a la santa pobreza que prometimos en la regla, hospedándose allí siempre como extranjeros y peregrinos (Test 24). El asentamiento o instalación de los frailes había hecho surgir im– previstos respecto a la práctica de la pobreza, que no tenía el primitivo grupo. En un género de vida ambulante, con limitados y provisionales refu– gios, resultaba relativamente fácil conservar la actitud de pobreza y des– prendimiento que Francisco había intuido para su Fraternidad. El con– flicto vendría al aparecer un modo nuevo de en tender y realizar el apostolado, que exigía la demora en lugares fijos y más confortables, creando así una nueva situación. A través de las Reglas se nota la evolución de este asentamiento. En la 1 Regla se alerta a los frailes para que no se apropien ni defiendan los eremitorios y otros lugares en que viven (1 R 7, 13). La 2 Regla dice que no se apropien ni casa, ni lugar, ni cosa alguna (2 R 6, 1). El Testamento afirma que no reciban las iglesias, pobres moradas y todo lo demás que se construya para ellos ... (Test 24). Como se ve, a los eremitorios y lugares se han añadido las casas y objetos propios para su montaje y, por último, las iglesias y «lo que se construya para ellos». La actitud que deben tomar respecto a los eremitorios es la de no apropiación ni defensa, permaneciendo accesibles tanto a los amigos como a los ladrones y malhechores, lo que indica que se trataba de ermitas ya construidas y fuera de las ciudades. Sin embargo, en la 2 Regla se habla de no apropiación de casas y utensilios, mientras que en el Testamento se prohíbe recibir iglesias y nuevas construcciones que no estén de acuerdo con la pobreza. Aquí no se habla de apropiarse, sino de recibir. No obs– tante, en todas ellas se ve la misma preocupación por mantener la pobreza, a pesar de reflejarse en posturas diferentes según se iba evolu– cionando en la sedentarización de la Fraternidad. Esto vino bastante pronto, aunque con características diversas. En Italia, y también España, los lugares donde viven los frailes son de tipo preferentemente rural, eremitorios, dada la benignidad del clima, aunque existan algunos urbanos. En Alemania e Inglaterra hay predominio de

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