BCCCAP00000000000000000001436
26 J. MICÓ el Santo para dibujarnos el comienzo con unos contornos tan firmes de Orden religiosa? ¿No será que proyecta su experiencia, ya madura y deli– mitada, sobre los inicios un tanto difusos? El P. Esser opina que la Fraternidad, ya desde sus orígenes, se auto– comprende y define como Orden religiosa. Los escritos del Santo y sus biógrafos parecen apoyar esta tesis. Pero hay que tener en cuenta que la mayoría de textos están escritos en una época en que la Orden ha adqui– rido ya su estructura y su fama dentro de la Iglesia. Por otro lado, los documentos de la Curia respecto a la Fraternidad comienzan también cuando ésta tiene ya diez años de rodaje y permite que se le adivinen sus posibilidades. Además, hay que tener en cuenta que la mentalidad y el vocabulario de la Curia son todavía monásticos, por lo que la aplicación de los términos «Ordo» y «Religio» a la Fraternidad indica más el deseo y limitación de la Curia que las verdaderas características del grupo. La interpretación de Orden religiosa dada a la Fraternidad ya desde sus orígenes puede estar condicionada por el ángulo de visión desde el que se mire. Si este fragmento se lee desde una perspectiva curial o de Orden ya constituida, aparecen en él todos los elementos necesarios y suficientes para definirla como tal. Sin embargo, este mismo fragmento, visto desde los grupos religiosos de su tiempo que encarnan el nuevo proyecto de vida religiosa sin constituirse en Ordenes, nos ofrece unas características muy semejantes a las suyas. De todos modos, lo que al parecer pretende Francisco con esta descrip– ción es poner de manifiesto la ejemplaridad del primer grupo de hermanos para la Orden tal como se encuentra en esos momentos. Si la finalidad del Testamento es cumplir mejor la Regla, a la hora de ofrecernos el prototipo correctivo; éste no es tanto la Regla misma cuanto la primitiva Fraternidad. Así se explica el paralelo en el desarrollo de la Fraternidad descrita en el Testamento y en los primeros capítulos de la Regla. En vez de referirse a ésta como norma de conducta, prefiere darnos el testimonio del grupo primitivo, como si quisiera indicarnos que la Fraternidad en sus comienzos realizaba plenamente la Regla; de ahí que tome a la Frater– nidad, y no a la Regla, como pauta de corrección. En el reparto de bienes a los pobres y el modo de vestir se adaptaban a lo mandado en la Regla y no por obligación sino con gozo, como indica el adjetivo «contentos» y la frase «no queríamos tener más». Celano des– arrolla esta actitud de la primitiva Fraternidad dándonos un cuadro un tanto idílico: los seguidores de la altísima pobreza no poseían nada ni a nada estaban pegados; por eso, nada temían perder. Estaban contentos con una sola túnica, a veces forrada por dentro y por fuera, donde no aparecía afectación alguna, sino desprecio y pobreza, hasta el punto de parecer al mundo, vestidos así, verdaderos crucificados. Ceñidos con una cuerda, llevaban calzones de tela burda, y estaban dispuestos a perma– necer en aquel estado, sin poseer nada más (1 Cel 39). En cuanto al Oficio divino siguen la misma norma de la Regla, lo cual no deja de ser una transposición, ya que en la Regla no bulada se permite
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz