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REFLEXIONES SOBRE EL TESTAMENTO 21 La devoción por los «escritos» podría entenderse como una admiración del hombre sin letras, tal como se confiesa Francisco, hada la cultura. De hecho, como afirma Celano, cuando hacía escribir algún mensaje, no permitía que se borrase ninguna letra, aunque estuviera equivocada (1 Cel 82). De esto tenemos constancia en uno de los autógrafos del Santo, las Alabanzas a Dios escritas para Fr. León, donde, al corregir la palabra «caridad» por el término «amor», no la tacha sino que la pone encima (A1D 6). No obstante, su actitud va mucho más allá de este respeto por la cultura. Es la fe confiada en la palabra de Dios, por la que se nos manifiesta el misterio de su voluntad amorosa y salvadora. El culto que profesa Francisco a la Palabra no es una especie de «bibliolatría» ingenua, sino la apertura reverente ante aquello que percibe como la cristalización en lenguaje del proyecto salvador de Dios sobre los hombres; por eso, la escucha y medita, la reverencia y pide que sea guardada en lugares adecuados. 3 c. Y a todos los teólogos y a los que nos administran las santísimas palabras divinas, debemos honrar y venerar, puesto que nos administran espíritu y vida (Test 13). De la reverencia a la palabra se pasa a la reverencia a los que la estu– dian, enseñan y proclaman: los teólogos y clérigos mayores. «Teólogo» era aquel que enseñaba las sagradas Escrituras y la práctica necesaria para la cura de almas a los aspirantes al sacerdocio, bien en las escuelas catedralicias o en los estudios generales. El Concilio Latera– nense IV extendió este cargo a todas las iglesias mayores. La reverencia que tiene Francisco a los teólogos no es tanto por ser hombres de ciencia cuanto por la relación que tienen con la Escritura. De ahí que no se pueda deducir de este particular el problema de Fran– cisco y su admiración por la ciencia. Por otro lado, el que considere a los teólogos no quiere decir que admita su función como medio ordinario de apostolado en su Fraternidad. De la evolución que ha debido presenciar Francisco acepta muchas .cosas que, tal vez, no estuvieran en su proyecto personal, y un caso de estos es el de los estudios. Ante la voluntad decidida, por parte de la Curia y los Ministros, de estructurar una Fraternidad en que se imponen los estudios necesariamente, Francisco no se rebela, pero relativiza la eficacia de la ciencia, procurando que no destruya el aspecto minorítico de su forma de vida. 8 Ante el hecho de la aparición de los estudios en la Fraternidad, trata de hacerle frente buscándole una solución. En la Admonición 7, nos revela cuál es su actitud ante la ciencia: Están muertos por la letra los religiosos que no quieren seguir el espíritu de la Escritura sino que prefieren saber solamente las palabras e interpretarlas a los demás. Y están vivificados 8 Cf. J.-F. GoDET: El papel de la predicación en la evolución de la Orden, en Sel Fran núm. 22 (1979) 103-116.

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