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REFLEXIONES SOBRE EL TESTAMENTO 13 citos sacerdotes de este mundo en las parroquias donde viven, no quiero predicar al margen de su voluntad. Y a estos y a todos los otros quiero temer, amar y honrar como a mis señores. Y no quiero considerarlos pecadores porque veo en ellos al Hijo de Dios y son mis señores. Y por esto lo hago, porque nada veo corporalmente en este mundo del mismo altísimo Hijo de Dios, sino su santísimo cuerpo y santísima sangre que ellos mismos reciben y solamente ellos administran a los demds (Test 6-10). Según la lógica asociativa de Francisco, después de afirmar su fe en las iglesias, lo hace con los hombres que sirven en ellas, los sacerdotes. El Santo parece referirse solamente a los que, estando válidamente orde– nados, viven según la forma de la Iglesia romana. ¿Qué sacerdotes que– daban, pues, excluidos? Posiblemente los que, apartándose de la ortodoxia, se habían asociado a alguna secta herética. Esta actitud no es extraña en Francisco, pues al referirse a los frailes que no viven católicamente mani– fiesta una du_reza tal que parece impropia del Santo, como más adelante veremos. Otro problema es si se trata solamente del clero secular o se incluye también al regular. Algunas traducciones lo refieren al secular porque así se lo inspira el sentido de «los pobrecitos sacerdotes de este mundo que viven en las parroquias». Sin embargo, parece ser que los términos «pobre– citos» y «de este mundo» no tienen un contenido social sino moral. No se trata de sacerdotes sin bienes que viven .en el mundo, es decir, secu– lares, sino de pobres sacerdotes pecadores que viven mundanamente. La imagen que tenemos de que los sacerdotes que viven en las parro– quias son, normalmente, seculares, puede condicionar también la inteli– gencia del texto. Pero hay que tener en cuenta que en la Edad Media había ya muchas parroquias regidas por monjes o canónigos regulares. De esto se deduce que la fe de Francisco se extiende a todos los sacerdotes que viven «católicamente», aunque por el contexto se trate, sobre todo, de sacerdotes seculares. Su fe en ellos es tan grande que, aunque lo persigan, quiere recurrir a ellos. ¿De qué persecución y recurso habla aquí? La aparición de los Mendicantes y su progresiva dedicación ministerial a los fieles podía ser considerada como una intromisión por parte de los sacerdotes encargados de las parroquias. De ahí su actitud de hostilidad, sobre todo en aquellos que vivían mundanamente y veían en los frailes a unos competidores de las limosnas de los fieles. No obstante, esta perse– cución podía venir también de otros que no fueran los sacerdotes. Más adelante, al prohibir a los frailes que pidan privilegios a la Curia romana, deja entender que eran perseguidos materialmente -«persecución de sus cuerpos»-, aunque sin decir tampoco por parte de quién. El sen– tido parece centrarse en los sacerdotes, que aún en el supuesto de que le persigan -las bulas papales muestran que fue más que un supuesto- no quiere obrar por cuenta propia y prescindiendo de ellos, sino que debe recurrir a los mismos en todas sus necesidades, tanto apostólicas como
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