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P. Alejandro de Villalmonte, O. F. M. Cap. ción nos atestigua sobre ella, se refieren a los hombres y a la actual economía de salud en que están encuadrados. Toda la revelación gira en torno a la salvación que Dios trae al hombre. Los ángeles podrán recibir influjo sobrenatural de María, sólo en la medida en que estén incorporados al plan de salud que Dios decretó para los hornbres y, al parecer, ex– clusivamente para ellos, mientras no se demuestre lo contrario. ¿ En qué relación están los ángeles con nuestra econo– mía de salud ? Es evidente que los ángeles han de tener alguna relación real con mtestra historia de salud. Porque las fuentes nos ha– blan con relativa frecuencia de los espíritus angélicos: sus relaciones con Dios, con Jesucristo, con los hombres redimi– dos. Un tratado « De angelis )> es inevitable en nuestra teología de hombres viadores. Bajo este punto de vista, se comprende que nadie pueda declarar a los ángeles completamente extraños a nuestra historia, humana, de salvación. En la ulterior deter– minación de estas relaciones, ya hay divergencias importantes. Para algunos teólogos los ángeles sólo tangencialmente entran en la actual economía de salvación, presidida por Cris– to. Los ángeles reciben del Dios-Hombre influjo sobrenatural únicamente en un orden accidental. Su gracia - bajo cualquie– ra de los aspectos -, es « gracia de Dios», pero no « gracia de Cristo>>. El dominio de Cristo sobre los ángeles no es origina– rio y connatural, sino adquirido como premio a su obedien– cia hasta la cruz ( 59 ). Lo más exacto en esta cuestión es afirmar: los ángeles entran, rigurosa y plenamente, en la economía de salud en que estamos encuadrados los descendientes de Adán; con las diferencias impuestas por nuestra condición carnal y nuestro estado de viadores. En los autores estudiados en la parte histórica y en otros de tendencias similares, esta forma de concebir las relaciones de los ángeles con nuestra economía de salud, se ofrece como una derivación de la tesis del primado absoluto de Cristo y su cualidad de principio de los caminos de Dios, en el sentido más amplio y total de la fórmula. (59) Esta interpretación es corriente en el tomismo; cf. nota 5+·

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