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María y los ángeles 423 Cristo sobre los ángeles, y el influjo sobrenatural sobre ellos, en todos los aspectos y momentos de su vida sobrenatural, hay que afirmar también una « influencia capital» de María en los ángeles, de intensidad y amplitud del todo semejante, en su propio plano, a la que ejerce Jesucristo. En efecto, el llamado « principio de analogía>> entre Ma– ría y su Hijo ( 57 ), impulsó ya a gran número de teólogos a con– ceder a María un puesto en el primado absoluto de Cristo, en el primer decreto divino que ordena la actual economía de salvación. Una aplicación, lógicamente inevitable, del mismo principio lleva también a afirmar para María una influencia sobrenatural en los ángeles tan intensa, amplia y universal como es su influencia en los redimidos del linaje adamítico. Esta influencia de María en los ángeles, es del mismo ((tipo>> que la de Cristo, aunque en distinto plano. Por eso, aunque se evite llamar a la Virgen << Cabeza secundaria J> ele los án– geles (para no complicar la terminología en relación a Cristo), sin embargo toda la realidad que hubiera de designarse con aquella denominación, se encuentra en María respecto de los ángeles: todos los bienes sobrenaturales que reciben los án– geles, les vienen concedidos por los méritos y bajo la múlti– ple influencia causal de María. Varios de los testimonios adu– cidos en la parte histórica, confirman completamente esta afirmación ( 58 ). e) Los ángeles en << n,uestra >) economía de salvación. -– Nuestra teoría sobre el influjo de María en los ángeles queda– ría desvirtuada en su mismo nacimiento simplemente con esta observación: Desde el momento en que los ángeles no se en– cuentran en nitestra economía de salvación, toda afirmación sobre el influjo de María en ellos carece de base. Necesita– mos, pues, demostrar que los ángeles entran de lleno en nues– tra actual economía de salvación, para que luego podamos llegar a cualquier afirmación acerca de una influencia de Ma– ría sobre ellos. La razón es obvia: La personalidad sobrenatu– ral de María, todos los atributos y excelencias que la revela- (57) Cf. RoscHINI, La 1vladre de Dios según la fe y la teología, I, 129-134. (58) Pueden recordarse los textos citados de San Bernardino de Sena, A. Yulpes, F. Guerra, C. de Vega.

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