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María y los ángeles Con esta idea de María-Cuello, ya tenemos dado el paso decisivo para determinar las relaciones sobrenaturales entre María y los ángeles. El Cuerpo místico, para San Bernardino, está compuesto por todos los elegidos, hombres y ángeles. To– das las creaturas entran en un mismo y único plan divino de salvación, presidido por Cristo como cabeza y por tanto por María, participando de la excelencia del Hijo. Así pues, como principio general hay que sostener: todas las gracias, toda la vida sobrenatural que Dios comunica a los ángeles, pasa pri– mero por Cristo como cabeza y por María como cuello del or– ganismo sobrenatural formado por todos los elegidos. La función de cuello asignada a María en el Cuerpo mís– tico, sugiere bien claramente que toda la vida sobrenatural que reciben los ángeles ha de ser por medio de María. Ya co– nocemos el célebre texto sobre el «proceso>) de la gracia. Lo explica en otro pasaje, con ciertos pormenores interesantes respecto de los ángeles: Toda gracia que viene dei cielo, viene por las manos de María. En Cristo está la plenitud de la gra– cia como en la cabeza, en María como en el cuello por donde ha de pasar. Viene la gracia desde Dios al alma de Cristo, de aquí al alma de María, y del alma de María a los serafines y querubines y a todos los órdenes angélicos, a los santos y a la Iglesia militante ( 18 ). Este mismo pensamiento de la influencia de María en los ángeles encuentra otras fórmulas más o menos equivalen– tes en San Bernardino: María es la reina y señora de los ánge– les, como lo es de toda creatura. Y como reina le corresponde la distribución de los bienes de la gracia a sus súbditos ( 19 ). Finalmente, la maternidad espiritual de María sobre lo$ ángeles, también está claramente afirmada por San Bernar– dino. Hablando de la mujer de Apoc. 12, dice que tiene a sus (18) S. B1mNARDINO, De glorioso nomine l\Iariae, sermo 3, art. 3 cap. 2 (ed. cit., IV, 104): « In Christo fuit plenitudo gratiae sicut in Capite ínfluente; in Maria vero sicut in collo transeunte. Nam sicut per collum spiritus vitales a capite diffun– duntur per corpus; sic per Virginem a capite Christo vitales gratiae in eius mysti– cum corpus ... continuc transfenmtur. Unde iste est hierarchicus ordo et defluxus caelestium gratiarum ut prius a Deo defluat in Christi animam benedictam... deinde deíluat in animam Virginis, inde in Seraphim, deinde in Cherubim, et si suc– cesive in alios ordines angelorum "; cf. ibid., II9a. (19) Cf. ibid., ,lrt. 1 cap. I (IY, 101b) y cap. 4 (IV, roza).

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