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Origen del dogma de la virginidad de María 11 ejemplo, el querer probar la mesianidad, o el origen divino del Niño que va a nacer, por el hecho de su entrada milagrosa en el mundo. Cierto que Lucas tiene conciencia de lo milagroso que es la concep– ción virginal y subraya su carácter sobrenatural; pero siempre per– manece como idea más importante de toda la perícopa la de ((prego– nar)) el advenimiento del Mesías, la Salud de Dios para el mundo. Como toda «teofanian, también esta manifestación de Dios -la su– prema de todas las teofanias- lleva consigo la transmutación del tiempo, lugar y espacio en que tiene lugar. Pero el hecho histórico de la concepción virginal no aparece subordinado a esclarecer la ((teofanía)) ni a servirle de ambiente. Ni tampoco es consecuencia de la epifanía del Señor, sino que conserva su autonomía propia y está narrado simplemente como suceso histórico que tuvo lugar cuando el Mesías entraba en el mundo. Por eso, en última instancia, se ve que ni la entrada del Mesías en el mundo exige para Lucas la concepción virginal, ni la concepción virginal viene utilizada por él como argu– mento para demostrar que el que ha entrado en el mundo por vía vir– .ginal no puede menos de ser el Mesías, Hijo de Dios. Como sencillo narrador de un hecho histórico, Lucas logra darnos la plena seguridad de que el Mesías entra en la historia humana en forma del todo milagrosa. Más concretamente: a) Lucas afirma con toda nitidez que la concepción del Mesías en el seno de María se hace sin concurso de varón; y b) positivamente, todo lo que allí se realizó fué obra de Dios, del Espíritu Santo. María, a pesar del desposorio con José, se encuentra virgen al llegarle el saludo del ángel. Este le anuncia que va a ser madre del Mesías. Maria pregunta cómo podría realizar este anuncio. Sea lo que fuere del sentido de las palabras de Maria, el evangelista las refiere con evidente intención de excluir en todo el proceso de la generación del Mesías y subrayar claramente la ausencia de toda obra o interven– ción de varón. Excluida la intervención del varón, Lucas describe positivamente el proceso de la concepción del Mesías, sin querer descorrer, sin em– bargo, el velo extendido sobre un acontecimiento que es «misterio)) y debe permanecer como tal. Al narrar la concepción y nacimiento del Bautista, Lucas da por descontada la acción normal del padre hu– mano; aunque luego presenta al niño recién nacido lleno de la fuerza de Dios y portador de un misterio en su nombre. Hablando del Mesías, la acción de un padre humano es consciente y positivamente excluida. Y la intervención del Espíritu Santo no se refiere a que Este tome al Niño nacido y lo haga suyo mediante una misión y providencia especial sobre él. Cuando va a ser concebido Jesús, en el primer instante, el Espíritu se hace presente en el seno

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