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22 Alejandro de Villalmonte, O. F. M. Cap. 3. UNA INTERPRETACLÓN DE MARTÍN DIBELIUS. Uno de los últimos, más sistemáticos y documentados intentos para explicar desde la «historia de las religionesn la creencia en el dogma de la virginidad, lo ha realizado M. Dibelius en su estudio sobre los temas «hijo de virgen y niño de la cueva» 10 • Aplicando su método general de la «Formengeschichte,) distingue Dibelius en la narración de Lucas sobre la concepción virginal (la más antigua y de forma más originaria) tres motivos fundamentales dis– tintos: a), el tema del nacimiento por obra del Espíritu Santo; b) el motivo del hijo de virgen; c), el tema de la exclusión del padre hu– mano. Cada uno de estos «motivosn fué originariamente independien– te, tiene diversa procedencia y llega a la redacción final de Lucas por diversos caminos e interferencias. Cada uno tiene su historial aparte, antes de ser recogido en la narración evangélica, y es necesario estu– diarlos por separado. A) Concepción por obra del Espíritu Santo.-Ya hemos visto que el Antiguo Testamento conoce el nacimiento de hombres grandes por intervención de Dios. Estos nacimientos eran un testimonio del domi– nio de Dios sobre la vida y destino humanos, especialmente sobre el destino del Pueblo para cuya salvación eran «elegidos y enviados» los grandes hombres. Los judíos palestinenses no se atrevieron a lle– gar más allá. Pero los judío-helenistas, prosigue Dibelius, sin tanto miedo a contaminarse con las mitologías, hablan de nacimientos por la «fuerza del Espíritu)), sin mención del padre humano. Un ejemplo de esto cree verlo Dibelius en San Pablo cuando describe, en la carta a los Gálatas, la doble maternidad de Sara: tuvo un hijo «según la carne», Ismael; y un hijo «según el espíritu», Isaac. Cierto que Pablo sabe que Isaac es hijo natural de Abraham; pero no por ello es menos interesante observar que también conoce la idea de que un elegido por Dios sea engendrado de modo maravilloso, en cuanto que en lugar del padre humano, entra en acción la fuerza creadora del espíritu de Dios. También en Filón se encuentra, en forma alegorizada, la idea de que algunas insignes mujeres logran la fecundidad por milagrosa in– tervención de Dios, sin intervención de ningún mortal. Los ejemplos de Pablo y de Filón cree Dibelius que justifican la conclusión de que el judaísmo helenístico conoce la idea de la con- 19. Seguimos en pensamiento de Dibelius tal como lo expone en la o7J. cit. en la nt. 1 : «Junofrauensohn nnd Krippen Kincl)J, 811. su primera parte.
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