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20 Alejandro de Víllalmonte, O. F. M. Cap. tar la generación de Jesús como obra de la ((palabra-fuerza del Es– píritu del Señor)). Es una expresión recatada para indicar que, lo que acontece en el seno de María, es obra de Dios. Tal como de concebir J.as cosas en Lucas no tiene nada de mítico: está respaldado única– mente por el concepto bíblico de Dios que, con su Palabra, da origen al Hijo, cuya encarnación está sobre todo acontecer natural". El error fundamental de los racionalistas, base de los demás en esta cuestión, parece ser éste: todos ellos niegan la divinidad de Je– sús, o tienen de ella una idea muy atenuada. Por eso creen que cuando narra el evangelio el origen de Jesús, se trata de una producción actual -por concurso de una virgen con el Espíritu Santo-, de una naturaleza divino-humana (o simplemente humana, de excepcional categoría), enteramente nueva. Sin embargo, en el dogma evangélico de la concepción virginal, se afirma algo completamente distinto e irreductible al pensamiento racionalista. Lucas y Mateo suponen muy viva en sus lectores la fe en la Divinidad y filiación divina de Jesús. En tal caso, lo que ellos quieren narrar no es el principio absoluto del ser de Cristo, el co– mienzo en el tiempo y en el espacio del ser total de Jesús, de su ser personal entero. Se trata de que el Logos eterno, el Hijo eterno del Padre, se encarna en el seno de una Virgen, y que ello sucede por obra del Espíritu Santo. Es únicamente la realidad humana de Cristo la que comienza a existir en el tiempo y en el espacio 11 • Ahora bien, el paso desde la generación de los hombres antiguos mediante la colaboración expresa de un dios, hasta la encarnación del Logos preexistente en el seno de María virgen, tal como lo entienden Lucas y Mateo, resulta inexplicable por las leyes de la psicología humana del desarrollo histórico de las ideas existentes en la cultura antigua·. 2. EL DOGMA DE LA VIRGINIDAD DE MARÍA Y EL PENSAMIENTO JUDÍO. Descartada la influencia de origen pagano, todavía se ha intenta– do explicar la primitiva creencia cristiana en la virginidad de María como desarrollo normal y reelaboración progresiva de las concepcio– nes viejotestamentarias y judías acerca del origen de algunos gran– des personajes de la Historia Sagrada. El Antiguo Testamento conoce el hecho de grandes personajes bíblicos cuyo nacimiento se debe a especial intervención de Dios: 16. ID., ob. cit., v. «episkiazeim>, vol. II, pg. 301. 17. LAGRANGE: La conception surnaturene... , loe. cit., pg. 60.
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