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Origen del dogma de la virginidad de María 19 puestos propios de Palestina. Apenas hay palabra o detalle narrativo que pueda traer la sugerencia de un autor griego y de primitivas fuentes literarias helénicas. La dificultad más fundamental contra la afirmación de un origen helénico para la concepción virginal es la idea de Dios, que en ambos casos está en la base de la narración. En el concepto judío-cristiano, Pios es un Dios totalmente elevado sobre todo lo humano. Es puro espíritu, en el cual no cabe la representación de que tal Dios celebre «nupcias sagradasn con ningún ser humano, tal como lo permite el dios de la mitología pagana. San Lucas, escribiendo para heleno-cris– tianos, tiene más cuidado en señalar la obra de la encarnación como obra puramente espiritual. Aqui el Espíritu Santo que cubre a María con su sombra, no tiene nada de parecido con el dios de los mitos griegos, que en forma humana corpórea entra en comercio sexual con mujeres de nuestra raza. El concepto de Dios en el Antiguo Tes– tamento y en el Nuevo Testamento hace imposibles semejantes re– presentaciones. No puede pensarse que el Espíritu Santo de que habla Lucas sea una especie de principio masculino que se acerque a Maria virgen. Tanto más cuanto que en la forma primitiva hebrea, en que fué redactado el texto, «espíritu~ es femenino 12 • Nada, pues, de reminiscencias mitológicas en la expresión de que el Espíritu Santo «cubre con su sombra» a María para la obra de la generación de Cristo. Más bien hay que pensar en el origen viej otesta– mentario de la fórmula. Podría explicarse como una reminiscencia de 1a nube que acompaña a los israelitas en el desierto, como símbolo de la presencia y asistencia providencial de Dios en medio del pue– blo 1 '. Pero ello atenuaría el significado activo y dinámico que posee en Lucas. Mejor es recurrir a Gen. 1, 2, donde se presenta al Espíritu de Dios «incubando sobre el abismo de las aguas,,, para realizar la maravillosa obra de la creación ". También la entrada del Mesías en el mundo es presentada como una nueva y más maravillosa creación de la mano de Dios. De ahí el rango único que Jesús ocupa en la nueva creación, que encuentra su manera de expresarse aun en la misma forma en que aconteció su entrada en el mundo material 15 • En todo el Antiguo Testamento, las grandes obras y acontecimientos tienen lugar a impulso de la «palabra-fuerza de Dios)). Lucas está en esta misma línea al presen- 12. SCHJI.HD: Das Evang. nach Lukas, pg. 42,. ScHMAUS, M. ; KathOlische Dog- ma,tilc. II Band. 4te. Auf., München, 1949, pg. 614-615. 13. Ex. 13, 21; 40, 32; Núm. 14, 14; J Rey, 8, 12; Sab. 10, 17. 14. KITTEL, ThWBzNT., tom. V, pg. 834. 15. ID., ibid.

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