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18 Alejandro -de Villalmonte, O. F. M. Cap. torno. Siempre que aparecía una especial manifestación de la vida en la naturaleza, en la aparición de hombres grandes, héroes, se pen– saba en seguida en una intervención especial de los dioses; persona– lización ellos mismos de la fuerza eternamente joven, vigorosa y re– ciente de la naturaleza. Tal es el caso de Artemisa, la "virgen» pro– tectora de la juventud y fecundidad 10 • Una interpretación más elevada permite el mito de Atenea, la clásic.a virgen griega. El llamarla virgen era una fórmula para. alejar de la diosa todo sometimiento y contacto con las leyes de lo muda– ble y cambiabl~, expresado en la generación y nacimiento. Atenea es la mitización de la personalidad que se desarrolla por sí misma, independiente, cerrada y completa en sí. Símbolo del logrado ideal de la «autarkeia», tan codiciado por los griegos 11 • 3. Aunque quiera darse. a la narración un carácter histórico y una mujer sea llamada madre-virgen, siempre queda dudoso si lo es porque recibió el hijo sin generación, o porque era virgen hasta su maternidad, o para indicar una madre que se encuentra en su edad floreciente. 4. La generación del niño fruto del «ierós gamos» -boda sagra– da..- puede darse en las formas indirectas arriba indicadas. Pero hay que tener presente que, para un hombre antiguo, siempre se supone que la generación ha seguido su proceso natural y ordinario. Una excepción de las leyes de la naturaleza en este punto, aun bajo la acción de un dios, es algo completamente impensable para el hombre antiguo. Y aquí queremos señalar la diferencia esencial entre los mitos antiguos y la narración evangélica: la distinción es cualitativa. Se trata de que, para cualquier hombre antiguo, el recurso a una excep– ción de las leyes de la generación para explicar el origen de cualquier hombre es, psicológicamente, imposible, Mientras que en la narración evangélica, la interrupción del proceso natural de la generación, en el caso de Jesús, es un punto esencial, punto de partida. Teniendo esto ,en cuenta, el tránsito desde los mitos helénicos al relato de Lucas, por ejemplo, resulta histórica y psicológicamente imposible. En su origen histórico, el relato de Lucas delata casi en cada frase al escritor de mentalidad hebrea, un ambiente, psicología y presu- 10. KITTEL, ibid., pg. 821J--828. 11. KITTEL, ibid., pg. 827.

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