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104 MANUEL GONZALEZ GARCIA vos, y en otra dice que cuatro cuentos... ». Y termina Motolinía su co– mentario: «así son muchos de sus encarecimientos» 43 • En cuanto al trato que reciben los esclavos, Motolinía se muestra op– timista. Creía que los esclavos estaban siendo mucho mejor tratados por la actuación eficaz de los predicadores, confesores y justicia. Fray Toribio no se plantea la posibilidad de abolir la esclavitud, sino que su atención se dirige al trato y la catequesis que se imparte a los esclavos, particular– mente en el orden sacramental: «los frailes acá han visto y sabido ... cerca del buen tratamiento de los esclavos... siempre tuvieron especial cuidado que los indios, especialmente los esclavos, fuesen bien tratados y enseñados en toda dotrina y cristiandad y Dios, que es principal obra– dor de todo bien. Luego los españoles comenzaron a enseñar y llevar a sus esclavos a bautizar y a que se enseñasen, y a los casar; y los que esto no hacían, no los adsolvían. Y muchos años ha que los esclavos y criados de españoles están casados in facie ecclesiae» 44 • Fray Toribio termina sU «Carta al Emperador» con un encendido elogio a Cortés, «ya que difunto, para defender en algo su vida» 43 • Insiste en la fidelidad y servicios que hizo permanentemente a Dios y al Empe– rador. Quiere mostrar que la actuación de Cortés estuvo siempre im– pregnada de espíritu apostólico, tal como aparece en su lucha contra los ídolos, junto con su ardiente devoción a la Cruz de Cristo. Y com– pleta la defensa señalando que fue un decidido defensor de los indios y un ejemplo de vida cristiana 46 . La «Carta al Emperador» fue escrita en un momento crucial y deli– cado tanto de la vida de Fray Toribio Motolinía como de la historia de Nueva España. Es el último escrito de Motolinía y en él aparecen reminiscencias y citas de sus anteriores escritos e investigaciones, que le fueron encarga– das por el capítulo provinciai franciscano celebrado en México en 1536. Ya hemos aludido anteriormente a estas referencias de sus escritos. También afloran sus recuerdos evangelizadores: «Fraile ha habido en esta Nueva España, que fue de ,México hasta Nicaragua, que son cuatrocientas leguas, que no se le quedaron en todo el camino dos pue– blos que no predicase y dijese misa y enseñase y bautizase niños u adul– tos, pocos o muchos» 47 • Y maravilla q:ue, pasados los sesenta años, toda– vía esté dispuesto a irse a la Florida tras el fracaso que allí había tenido fray Luis Cáncer, discípulo de Las Casas 48 • Pero, en el fondo de la carta, aparece más claramente el dolor que le causa la descalificación general de toda la obra de los españoles en Nueva España tanto en su vertiente material como espiritual, junto con 43 Ibid,, 92. 44 !bid,, 93-94. 45 Ibid., l0L 46 Todo el alegato en favor de Cortés se encuentra en ibid., 95-100, Para un mejor conocimiento de las buenas relaciones de Cortés y los franciscanos puede verse, por ejemplo, 'Cortés y los franciscanos', en Archivo Ibero-americano VIII (1948) 5-8; M. Castro y Castro, 'Relaciones de Hernán Cortés con los franciscanos extreme– ños', en Congreso Franciscanos extremeños en el Nuevo Mundo. Actas y estudios (Monasterio de Santa María do Guadalupe 1986) 543-70. 47 !bid., 93. 48 Ibid., 54-55,

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