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LA «CARTA AL EMPERADOR» DE FR. T. DE BENAVENTE MOTOLINIA 103 conducta y escribía gráficamente: «las ovejas había vuelto cabrones, y de buen carretero echó el carro delante y los bueyes detrás» 38 • Igualmente es crítico Motolinía a la hora de valorar la renuncia de Las Casas al obispado de Chiapas, ya que le echa en cara que, en lugar de hacer la renuncia «por causa de muy grandes enfermedades o para meterse en un monesterio muy estrecho», lo hizo con la mira de llegar a ser procurador en corte y ser solicitado por los indios como «protec– tor». Mucho debió de ser comentada, y negativamente, la renuncia de Las Casas a su obispado, al menos entre los frailes menores, ya que recuerda una circunstancia, sarcástica, con la que se juzgó la pretensión de Las Casas: «cuando la carta en que aquesto demandaba se vio en una congregación de frailes menores, todos se rieron de ella y no tuvie– ron que responder ni que hablar en tal desvarío» 39 • La segunda parte de la «Carta al Emperador» pone de manifiesto la discrepancia de Motolinía y Las Casas en dos puntos concretos: los repartimientos y la esclavitud. Ambos temas dan ocasión a fray Toribio para repetir sus quejas y acusaciones contra el dominico, aunque suavi– zando algo sus palabras. Fundamentalmente lo califica como «difamador» de toda la nación española, de cuantos ejercen la autoridad en nombre del Emperador y de todos los religiosos 40 • El problema del repartimiento es tratado con brevedad Motolinía se muestra decididamente optimista, al menos en lo que se refiere a las nuevas tasaciones, si bien algunas de las anteriores habrían de ser revi– sadas. Estas son sus palabras: «los indios de esta Nueva España están bien tratados y tienen menos pecho y tributo que los labradores de la vieja España, cada uno en su manera... Y el día de hoy los indios saben y entienden muy bien su tasación, y no darán un tomín de más en ninguna manera, ni el encomendero les osará pedir un cacao más de lo que tienen en su tasación, ni tampoco el confesor los absolverá si no lo restituyesen, y la justicia los castigaría cuando lo supiese» 41 . En cuanto a la esclavitud, tema que desarrolla un poco más amplia– mente, Motolinía vuelve a poner de manifiesto la divergencia entre sus datos y los de Las Casas en tres puntos concretos: el modo de hacer esclavos, el número de los mismos y el trato que se les da. En el primer punto, acusa a Las Casas de una ignorancia total, por– que de las trece maneras que señala, «una ninguna es así como él escribe» y cuando acierta es porque copia lo que los franciscanos informaron al obispo de México 42 • En cuanto al número de esclavos existentes en Nuevo España, Moto– linía recabó informaciones que hablaban de cien mil como la cifra más alta. El se atreve a afirmar la existencia de doscientos mil esclavos. Mientras que Las Casas «pone que se habrán fecho tres cuentos de escla- 38 Ibid., 63. Cf. también 81. El testimonio de Domingo de Betanzos, dominico U48o-49l es tanto más interesante cuanto fue quien atrajo a Bartolomé de las Casas a la orden dominicana. Domingo de Betanzos fue muy apreciado por Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México. 39 !bid., 67. 40 Ibid., 80-84. 41 Ibid., 85-86. 42 Ibid., 90.

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