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102 MANUEL GONZALEZ GARCIA Sobre el bautismo relata Motolinía un incidente ocurrido en Tlax- . cala. Había llegado a esta ciudad Las Casas en compañía de 27 ó 37 indios que transportaban la carga. Y dio la causalidad de que apareció un indio que había venido a ser bautizado después de hacer tres o cuatro jornadas.· Los frailes solicitaron a Las Casas que lo bautizara, y éste, después de muchas inquisiciones y viendo que el indio estaba preparado, se dispuso a bautizarlo. Pero, cuando ya se había puesto la sobrepelliz y la estola, desistió del bautizo. Lo cual provocó la ira de Motolinía: «Yo entonces dije al de las Casas: ¿cómo? Padre, ¿todos vuestros celos y amor que decís que tenéis a los indios, se acaba en traerlos cargados y andar escribiendo vidas de españoles y fatigando a los indios, que sólo vuestra caridad traéis cargados más indios que treinta frailes? Y pues un indio no bautizáis ni dotrináis, bien sería que pagásedes a cuantos traéis cargados y fatigados» 34 • Sobre la confesión escribe: «Quisiera yo ver al de las Casas quince o veinte años perseverar en confesar cada día diez o doce indios enfer– mos llagados y otros tantos sanos, viejos, que nunca se confesaron, y entender en otras cosas muchas, espirituales, tocantes a los indios» 35 • Para Motolinía, Las Casas es fundamentalmente un hombre desaso– segado. Lo que confirma con sus incesantes viajes, sin fijeza apostólica, cambiando de lugar a lugar, en un incesante ir y venir sin fruto apostó– lico: « Yo, ha que conozco al de las Casas quince años, primero que a esta tierra viniese, y él iba a la tierra del Perú, y no pudiendo allá pasar, estuvo en Nicaragua, y no sosegó allí mucho tiempo, y de allí vino a Guatemala y menos paró allí, y después estuvo en la nación de Guaxaca, y tan poco reposo tuvo allí como en las otras partes; y después que aportó a México estuvo en elmonesterio de Santo Domingo, y en él luego se hartó, y tornó a vaguear y andar en sus bullicios y desasosiegos» 36 • Otra de las cosas que critica duramente Motolinía es la incongruen– cia y falta de tacto de Las Casas. Ello se pone de manifiesto en su conducta en Chiapas, donde fue recibido como obispo «con mucho amor y con toda humildad, y con palio le metieron en su iglesia, y le prestaron dinero para pagar deudas que de España traía». Pero este clima duró bien poco, ya que «dende a muy pocos días descomúlgalos y póneles 15 o 16 leyes y las condiciones del confisionario, y déjalos y vase ade– lante» 31 • Motolinía considera este hecho como una falta total de amor por sus ovejas. Y a este respecto se apoya en la carta que otro dominico, Domingo de Betanzos, había escrito a Las Casas, en la que le afeaba su 34 lbid., 60-62. Para los problemas relacionados con el bautismo, cf. L. Gómez Canedo, Evangelización y conquista (México 19771 172-175; una descripción breve de las dos posturas ante el bautismo Cla bautismalista o la evangelizadora} puede verse en D. Borobio, 'Los teólogos salmantinos ante el problema bautismal en la evangelización de América Cs. xv1l', en Salmanticensis XXXIII (1986} 179-206. 35 Motolinía, op. cit., 73. 36 Ibid., 59. La palabra «desasosegado• se repite en varias ocasiones. Cf. pp. 62, 64, 67. 37 !bid., 63. En otro lugar escribe sobre esto mismo: «Una de las cosas que es de haber compasión en todo esta tierra, es de la ciudad de Chiapa y su subjeto. que después que el de las Casas entró por obispo quedó destruida en lo temporal y espiritual, que todo lo enconó• Cp. 661.

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