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un Padre jesuita para orientarlo hacia los capuchinos. Y, años más tar– de, Dios se servirá de otros dos Padres de la Compañía para someter a dura prueba a Fr. Luis desorientando vocadonalmente -movidos por un celo indiscreto- a sus hijos, los Terciarios Capuchinos 23 . Al primer contacto con los capuchinos de Bayona estuvo a punto de volverse atrás; tal fue la impresión que le causó la pobreza del her– mano portero. Y, a su vez, los responsables de la comunidad estuvie– ron a punto de no admitirlo, temerosos, viéndolo tan frágil, de que no pudiese resistir la austeridad de la vida capuchina; una austeridad par– ticularmente acentuada en aquel convento. Pero era allí donde le que– ría el Señor. Su salud aguantó, casi por milagro, aprendió a amar apa– sionadamente la pobreza franciscana y mereció el aprecio de toda la fraternidad. Había encontrado su camino. En aquel clima espiritual– mente recio, crisol de santos y beneméritos religiosos, conviviendo con hombres de la talla del Venerable P. Esteban de Adoáin, se templó el alma sensible y generosa de Fr. Luis 24 • El año 1877, siendo aún estudiante de teología, tuvo el honor de formar parte del primer grupo de capuchinos restauradores de la Or– den en España, concretamente en el convento de Antequera (Málaga). "El viaje (desde Bayona) lo hicimos vestidos con nuestro santo hábito, lo que pareció a todos haber sido una temeridad, pues hubimos de cruzar casi toda España y pernoctar en Madrid, y en tan largo viaje no hubo nadie que conociese fuésemos religiosos, diciendo unos que éra– mos moros; otros,, que judíos, y, en fin, mil desatinos. Cuando llega– mos a Córdoba, unos mozalbetes que se fijaron en nosotros empezaron a decirse entre sí: "¡Chico, qué bichos son esos! ¿Queréis que vaya– mos y les demos una puñalada?". Por lo que el P. Bernabé (mi profe– sor de teología) volviéndose a mí, me dijo: "Bien he hecho en hacer confesión general antes de salir, pues creo que no llegaremos vivos a Antequera" 25 . Recuerda esta "florecilla" a santa Teresa, "la fémina inquieta y andariega" 26 , a la que ,;tienen espantada las muertes en los caminos" 27 . 23 Cfr. Autobiografía, n. 22. 127ss. 155s. 24 Cfr. Autobiografía, n. 29ss. 25 Autobiografía, n. 42. 40s. 26 Cfr. Reforma de los Descalzos de Nuestra Señora del Carmen de la Primitiva Observan– áa hecha por Santa Teresa· de Jesús en la Antiquísima Religión fundada por el Gran Pro/eta Elías escrita por el Padre Frai FRANCISCO DE SA--...rTA MARíA su General Historiador Provincial de Andalucía, natural de Granada. Tomo Primero. Madrid 1644, cap. XXX, p. 661, n. 2. 27 SANT,\ TERESA DE ]ESOS, Epistolario. Carta 244, o.e. p. 925, 10. - 393 -
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