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y seis años (el 10 de agosto del 71) 14 . "Quedó m1 ammo con las muertes de mis padres tan abatido y en una tan espantosa soledad que me parecía hallarme solo en el mundo, al que de muy buen grado hu– biese yo dejado en seguimiento de mis padres" 15 . La táctica de Dios, siempre bien acreditada, dio, al fin, resultado. "Tan tristes acontecimientos contribuían a desprender más mi afecto de las cosas de la tierra y avivaban en mi el deseo de dejar la sociedad e ingresar en Religión" 17 . Tal deseo se vería cumplido, pero a través de un camino de espi– nas; y, además, a contrapelo de sus cálculos personales, gracias a una curiosa "faena" de San Francisco. Desde hacía años habían sido ex– pulsados los religiosos y no existían entonces conventos en España 17 . En su vida no había visto más religiosos que a unos franciscanos que pasaron por Valencia para Tierra Santa y que le parecieron -según dice- "ángeles bajados del cielo" 18 . Sin conocer Instituto alguno re– ligioso, por el simple hecho de haber leído algún libro de los Cartujos, se inclinaba decididamente a dicha Orden 19 . Y aquí tuvo una idea comprometedora. "Me ocurrió entonces poner por intercesor al Padre san Francisco para que me allanase las dificultades que se oponían a mi ingreso en la Cartuja; y, al efecto, con el fin de que el santo me facilitase el ser cartujo, ingresé en la Tercera Orden Franciscana... " 20 . San Francisco le cobró la recomendación... y lo llevó de la mano a una Orden que no conocía, a la Orden de los Capuchinos 21 . Misterios de la Providencia. Años más tarde, Fr. Luis, infundadamente, se verá tor– turado por grandes inquietudes, turbado por no haber respuesto a su inicial querencia hacia la Cartuja. Pruebas evidentes de Dios, que no celotipia o desquite de San Bruno desde el paraíso... Un Padre jesuita lo encaminó al convento de capuchinos españo– les de Bayona, en Francia: un convento con bien ganada fama de ob– servante, "perla de la Orden" -como lo llamó el Padre General-, semillero de figuras egregias, de donde salieron los primeros restaura– dores de la Orden en España 22 • (Entre paréntesis. Dios se sirvió de 14 Autobiografía, n. 13s. 15 Autobiografía, n. 15. 16 Autobiografía, n. 14. 17 Cfr. Autobiografía, n. 17. 18 Autobiografía, n. 10. 19 Cfr. Autobiografía, n. 17. 20 Autobiografía, n. 20. 26. 21 Cfr. Autobiografía, n. 23. 22 Cfr. Autobiografía, n. 22. 27. - 392 -
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