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ca y exclusivamente en la Providencia de Dios. La serenidad de toda su persona lo daba a entender" 79 • "Yo le ví siempre sereno y sosega– do, como hombre que tiene invenciblemente puesta su confianza en Dios" 80 . "Para mí, añade otro testigo presencial, era un hombre que había puesto todas las cosas en las manos de Dios y en El confiaba. Nunca le ví abatido en las dificultades y contingencias de la vida" 81 . Fr. Juan de Bonilla dice que "jabón que lava todas las culpas es la tribulación bien sufrida" 82 • "Fuerte lejía y amarga purga" son para San Juan de la Cruz las purificaciones de Dios 83 • Para Fr. Luis toda cruz es un regalo de la Providencia y una invitación a refugiarse en Cristo Crucificado, su "quita penas", como él lo llamaba 84 • Por último, Fr. Luis merece definirse, justamente, como el hom– bre de la voluntad de Dios. Era la consecuencia lógica de su fe y de su confianza en la Providencia. Le bastaba creer para encajar y amar todo, con serena alegría, como expresión de la adorable voluntad del Padre. Y en eso cifraba la práctica del amor puro a Dios, según la tesis de Fr. Alonso de Madrid y Juan de Bonilla, que llegó a él en la versión del Combate espiritual. Esto explica, además, que ciertas confe– siones de Fr. Luis, sobre todo con motivo de las pruebas más duras de su vida, sean una lección de coherencia y de merecida paz. Por ejemplo, la carta en que se desahoga con el P. General, a propósito de la contrariedad inmensa de un traslado que compromete su asistencia a las dos Congregaciones, recién fundadas, concluye así: "Todo esto supuesto, declaro que no deseo ni pretendo otra cosa que hacer en todo y por todo la voluntad de Dios, que se me declara por medio de Vuestra Reverendísima" 85 . La confusión y el temor que se apoderó de él ante la propuesta de s_er obispo y el deseo de rehusar esa cruz, cedieron inmediatamente cuando -como dice él- le asegu– ró el Sr. Nuncio que "era voluntad expresa de Dios que la acepta– se" 86 • Tal era la importancia qu_e daba a esta ascética del puro amor 79 P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. II, p. 125; I, p. 87. 80 P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. 241; 11, p. 89. 258s. 81 P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. 171. 82 Tratado de la paz del alma, edie. cit., cap. IV, n. 3. 83 SAN JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura, II, cap. 13, En Vida y Obras de San Juan de la Cruz, edic. preparada por Crisógono de Jesús, O.C.O., Matías del Niño Jesús, O.C.O., y Lu– cinio del SS. Sacramento, O.C.O. 5ª edíc. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 1964, p. 592, 11. 64 P. MARIANO RAMO LATORE, T.C., o.e., vol. II, p. 41s. 85 P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. 173. 86 EXCMO. Y REVDMO. P. Lurs AMIGÓ Y FERRER, Obispo, Exhortaciones pastorales. Madrid 1968, p. 12ss. - 406-

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