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que daría merecido renombre a la Obra de Fr. Luis) 37 • La idea no podía ser más oportuna y nacía de una hermosa inspiración evangélica: Fr. Luis quiere que sus Terciarias y sus Terciarios Capuchinos vayan en pos de la oveja descarriada con el corazón del Buen Pastor 38 • Pero, como todas las obras de Dios, la aventura de los Fundado– res tiene también su precio. Fr. Luis era consciente de que la cruz sue– le ser el signo providencialmente normal de toda fundación. Por eso recuerda, a este propósito, las duras experiencias de Santa Teresa -"ninguna fundación ha querido el Señor que se haga sin mucho tra– bajo", decía la santa 39 - y no se cansa de recordar a sus hijos el signi– ficado de la adversidad en la vivencia del carisma propio. "El sello que caracteriza y distingue las obras de Dios -les dice- es la tribula– ción... Tampoco a nuestra pobre y humilde Congregación ha faltado esta marca divina de su sobrenatural origen y misión. Lo que debe en gran manera consolarnos... Las obras de Dios llevan la marca caracte– rística del sufrimiento... " 40 • Idea que confirmaba el Cardenal Granito Pignatelli di Belmonte, a propósito de la primera fundación de los Terciarios Capuchinos en Italia: "Le opere di Dio, se incominciano con difficolta, piu bene fanno" 41 . · En cierta ocasión, un sacerdote lo tachó de temerario e iluso por iniciar, con tan escasos recursos, la Congregación de los Terciarios Capuchinos. "Y las razones que me dio me causaron tan grande per– turbación que, de no parar de hablarme, hubiese caído desvanecido al suelo. Conocí luego, por la perturbación que me causó, ser aquello un ardid del diablo para que desistiese de mi intento" 42 • Fr. Luis recibió del Señor inmensas satisfacciones a través de sus dos Institutos; pero sin que le faltara nunca el providencial rosario de inquietudes. Inquietudes de toda índole, a comenzar por la prueba de fuego de las Hermanas Terciarias Capuchinas que perdieron su vida, en los primeros momentos, sirviendo abnegadamente a los apesta– dos 43 • Después, aparte los problemas normales, inevitables de la esta- 37 Cfr. P. MARIANO RAMo LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. 185ss. 190. 38 Cfr. EXCMO. Y REVDMO. P. Lurs AMIGÓ YFERRER, Obispo, Cartas, Circulares y Ordenacio– nes. Madrid 1969, p. 8,3ss. 39 SANTA TERESA DE }Esús, Libro de las Fundaciones, o.e., p. 586, 15. Cfr. ExcMo. Y REVD– MO. P. L urs AMIGÓ Y FERRER, Obispo, Cartas, Grculares y Ordenaciones. Madrid 1969, p. 96. P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. II, p. 209. 40 ExcMo. Y REVDMO. P. Lurs AMIGÓ Y FERRER, Obispo, Cartas, Circulares y Ordenaciones. Madrid 1969, p. 40ss. 96. 41 P. MARIANO RAMo LATORRE, T.C., o.e. vol. II, p. 212. 42 Autobiografía, n, 10 l. 43 Cfr. Autobiografía, n. 84ss. P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. 112ss. - 397-

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