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Pero el episodio más desconcertante y penoso, sin duda, para Fr. Luis fue el de las tensiones internas que se crearon durante el proceso de la unión de los capuchinos españoles con el gobierno central de Roma. Sabido es cómo desde el año 1804, Pío VII, con la bula "Inter graviores" (15 mayo 1804), sancionó el que las Ordenes Religiosas en España formasen una jerarquía nacional prácticamente independiente de los Superiores Generales de Roma 35 . La casi totalidad de los capu– chinos españoles anhelaba la supresión de esa regalía que los indepen– dizaba de la suprema autoridad de la Orden; entre ellos estaba, ob– viamente, Fr. Luis, que, además, profesaba verdadera admiración al Venerable P. Esteban de Adoáin, alma de la restauración de la Orden en España y heraldo de la supresión de la autonomía con respecto a Roma. Intereses personales de algunos hermanos -muy pocos-, apo– yados oficialmente por el gobierno, entorpecieron increíblemente las cosas, hasta el punto de recurrir a la calumnia contra el P. Esteban de Adoáin. El calvario personal de Fr. Luis, con motivo de estos tristes incidentes, fue muy duro, como se deja entrever en sus intervenciones, reservadas ante los superiores de Roma abogando por la causa de la unión y rehabilitando la fama del P. Adoáin. Y, a pesar de todo, he aquí un dato edificante y significativo: tal ha sido la discreción de Fr. Luis que apenas nos ha dejado rastro de ese serio conflicto entre her– manos. El hecho responde a una táctica premeditada, bien aprendida de la prudencia y del aguante cristiano de su madre: "¿qué culpa tie– nen los de fuera de nuestra tribulaciones?" 36 . Un capítulo que le reservaba especiales sinsabores fue el de su misión de Fundador. Fr. Luis, con extraordinaria clarividencia y a par– tir de una intensa pastoral con la Tercera Orden Secular Franciscana, ofreció un servicio original a la sociedad y a la Iglesia iniciando dos Congregaciones con un objetivo fundamental: la redención de la juven– tud extraviada. En el ancho campo educacional de los grandes Funda– dores del siglo pasado, Fr. Luis cubre, providencialmente, un espacio característico (un espacio que, dicho sea entre paréntesis, Don Bosco declinó aceptar, por no entrar dentro de su misión, cuando la Junta de Patronos le ofreció la dirección de la Escuela de Reforma de Santa Rita en Carabanchel Bajo, el establemiciento correccional de jóvenes 35 Cfr. MEI..CHOR DE PoBLADURA, O.F.M.Cap., El Venerable padre Esteban de Adoain heral– do de la supresión del Comisariato apostólico de los Capuchinos españoles, en "Estudios Fran– ciscanos" 62 (1961) 162ss. Autobiografía, n. 77. P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. lOlss. 36 Autobiografía, n. 6. Cfr. MELCHORDE POBLADURA, O.F.M.Cap., art. cit. p. 195s. - 396-
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