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-mediante la táctica del amor- a unos bandidos de Montecasale 31 . Redimir amando, vendría a ser el lema de la pastoral de Fr. Luis y el sentido teológicamente más profundo de las dos Congregaciones fun– dadas por él. A tiempos difíciles, aquellos capuchinos, restauradores de la Orden en España, en vez del fácil enfrentamiento y la protesta, prefirieron la propuesta evangélica de la Paz y el Bien en el servicio desinteresado a todos. Un método y un estilo que todos compartían. Recuerdo simple– mente, no enjuicio, el caso del P. Ambrosio de Benaguacil, una de tan– tas víctimas de la exclaustración, a quien estimaba y ayudó mucho Fr. Luis. Años antes, este Padre, impulsivo y temperamental, había sido expulsado de su propio pueblo a causa de un sermón en el que atacó las ideas liberales. Incómodo en el ambiente enrarecido del tiempo, prefirió evadirse yendo de misionero a Fernando Poo, de donde, con más pena que gloria, se vio obligado a regresar pronto. De vuelta a España se incorporó como capellán de un regimiento carlista; con la derrota del carlismo en febrero de 1876, terminó refugiándose en Francia y reigresando en la Orden, precisamente en el convento de Bayona, gracias al interés y a la recomendación de Fr. Luis 32 • En el capítulo de su vida de fraile, hubo otros momentos particu– larmente tensos y dolorosos en la vida de Fr. Luis, momentos sobre todo relacionados con sus responsabilidades como superior. "No pue– do explicar en modo alguno lo que mi espíritu sufrió en aquella época, pues además de la confusión que yo sentía por verme tan joven al frente de una Comunidad tan numerosa y tan respetable (éramos más de ochenta, y muchos de ellos venerables ancianos), aumentaba mi congoja la epidemia, colérica con sus grandes estragos; todo lo cual de tal modo influyó en mi ánimo, que por la grande excitación nerviosa perdí totalmente el apetito y cuanto veía y oía todo me trastornaba, de tal modo que casi me desvanecía" 33 . Horas de contrariedad muy fuer– te fueron para él -como lo refleja su correspondencia con el P. Gene– ral- las que vivió como superior de la Provincia a propósito del con– flicto fraterno surgido con motivo de la delimitación de zonas de tra– bajo en tierras venezolanas 34 . 31 Cfr. Leyenda de Perusa, n. 115; Espejo de perfección, n. 66. En SAN FRANCISCO DE Asís, Escritos. Biografías. Documentos de la época. Edición preparada por José Antonio Guerra. 2ª Edic. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 1980, p. 683. 743s. 32 Cfr. Autobiografía, n. 33ss. P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. 97ss. 33 Autobiografía, n. 81. 34 Cfr. P. MARIANO RAMO LATORRE, T.C., o.e. vol. I, p. 273ss. - 395 -
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