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262 Enrique Rivera últimas líneas, evoca a su amado Fundador para constatar que, clavado en cruz por el serafín, fue puesto como ejemplar de contemplación perfecta, invitando a todos, más con el ejemplo que con la palabra, a llegar a esta cumbre mística. Es entonces cuando el doctor seráfico dirige a cuantos le lean esta incitante proclama: «Pasemos con Cristo Crucificado de este mundo al Padre, a fin de que, manifestándose a nosotros el Padre, digamos con Felipe: 'Esto basta'. Y digamos con san Pablo: 'Bástame tu gracia'» 18 • Parece, pues, que el desplazamiento vivencia! del alma de Francisco desde su entrega a Cristo como caballero fiel hasta intimar con el Padre del cielo ha quedado patente en la breve descripción de las tres actitudes que va tomando el santo en su itinerario espiritual hacia el Padre. Puede confirmarse este trasvase del espíritu de Francisco por otro hecho íntimo suyo, puesto en alza en los últimos decenios por los franciscanistas. Nos referimos a la distinta actitud de Francisco ante los cuatro evangelios. Muy en claro está que los sinópticos son evangelio prevalente en los años de la conversión de Francisco y en la década siguiente, que viene a ser primavera evangélica que él y los suyos hacen florecer en la Iglesia. En contraste, se hace notar en los años finales de su vida que el evangelio de San Juan va adueñándose de su espíritu hasta morir pidiendo que le lean del mismo la primera página de la despedida que Jesús tiene con sus discípulos la tarde-noche que hoy llamamos Jueves Santo. Este evangelio hace sentir la relación filial de Jesús con su Padre, que Francisco intentará de algún modo reproducir en su propia vida. Este desplazamiento bíblico de Francisco el franciscanista M. Conti lo cuestiona en sus estudios. Afirma en ellos que la misión confiada por Jesús a sus apóstoles, tal cual la describe Mt 10,7-15, vino a ser corazón y centro de la Regla bulada (Rb) de 1223. Lamenta que la hicieran entrar por la vía estrecha de los juristas, contra la recomendación del Santo en su Testamento: «No introduzcan glosas en la Regla ni en estas palabras». Pese a lo cual, esta Rb ha venido a ser estímulo y norma de la orden franciscana en la misión que ésta ha tomado sobre sí: llevar el evangelio al pueblo cristiano, tanto por la predicación privada y familiar, cuanto por la pública y oficial. Este motivado juicio del mentado franciscanista, aunque peque de excesivo por unilateral, pone en evidencia la presencia de los sinópticos en S. Francisco. Sin embargo, otros estudiosos franciscanistas, conocedores de cuanto afirma M. Conti, piensan que Francisco va impregnando su mente, a lo largo 18 S. BONAVENTURA, /tinerarium mentís in Deum, VII, 6.

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