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288 Enrique Rivera Hijo nos lo envió para tomar carne en la beatísima Virgen María, con el fin de redimimos por su cruz, sangre y muerte 76 • Estas palabras de Francisco hablan de que la clave de su ascenso espiritual vino a ser su creciente comunión teológica y vivencial con el Padre. Por este motivo, estas últimas palabras de Francisco pudieran ser la mejor síntesis de esta reflexión. Llamado éste por Cristo a dejar la caballería humana por otra caballería a lo divino, aceptó plenamente esta llamada, según consta por los relatos de sus biógrafos. Pero el alma de Francisco, si sintió en los días de su conversión honda vivencia de Cristo, en cuanto veía en él al Señor al que debía servir, se ve inundada de forma creciente por la dulce Paternidad de aquel a quien invocaba tan reiteradamente PATER NOSTER. La fórmula hímnica de esta su vivencia filial nos la dio Francisco al final de sus días, cuando en un momento iluminado y entusiasta hizo sonar su Cántico de las Criaturas. A los suyos se lo hace cantar por doquier, como homenaje a la Paternidad de Dios y como solemne atestado de su mensaje de paz cósmica. Imposible desarrollar ahora esta perspectiva tan bella e incitante. Queda el propósito de meditar en ella en una reflexión ulterior. *** El venerable canon de la misa romana se inicia con estas palabras: «Te igitur, clementissime Pater, per Icsum Christum Filium tuum Dominum nostrum, supplices rogamus ac petimus... » Lo concluye confiándose a este mismo mediador: «Per Christum Dominum nostrum». La grandiosa misión de éste es ovacionada en la aclamación final: «Per ipsum, et cum ipso, et in ipso, est tibi Deo Patri omnipotenti, in unitate Spiritus Sancti omnis honor et gloria». La reflexión meditada que terminamos de hacer, siguiendo a los franciscanistas de este siglo, nos parece exigir que el ascenso vivencia! de Francisco, desde su respuesta al Cristo de San Damián hasta su trato filial con el Padre, sea interpretado desde un profundo sentido litúrgico. En verdad, Francisco llegó a vivir litúrgicamente la consigna sacra de su santa madre la Iglesia: Per Christum ad Patrem. 76 O. c., n. 1-3, 287-288.

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