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286 Enrique Rivera En el pasaje citado de la Carta que comentamos, se muestra patente la contextura mística de toda verdadera santidad. Es tesis manida en la historia de la espiritualidad católica que las almas místicas, que llegan a su alta cumbre, viven intensamente el dicho de San Juan, que resume aquí Francisco. Escribe así el apóstol, poniendo estas palabras en labios de Jesús: «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn 14, 23)7 1 • Indudablemente, este texto evangélico, dirigido a los apóstoles y en ellos a la Iglesia, pasó al alma de Francisco, saturada de carisma eclesial. Pondera ulteriormente esta vivencia carismática declarando a cuantos la viven «hijos del Padre celestial» (cf. Mt 5, 45). Vuelve a hacernos sentir Francisco su ternura filial hacia el Padre, el cual viene, como tal, a hacer su morada en todos los fieles que siguen el Evangelio, según lo declara aquí con indudable complacencia 72 • La segunda circunstancia en la que Francisco muestra su vivir la Iglesia como carisma la hallamos en la Rnb, xxm, 7-11. Ya dijimos, siguiendo a los franciscanistas, que este capítulo XXIIl de la Rnb viene a ser una oración de Francisco, que la trueca exclusivamente en exultante himno de acción de gracias en honor del que llama aquí - una vez más - Pater sancte. Mas es muy de notar que, mientras en los salmos VII y XV la creación entera forma un coro sinfónico por sentirse reconciliada por la sangre del Cordero, en este pasaje de la Rnb Francisco y los suyos piden a la Iglesia triunfante: a María Virgen, arcángeles y ángeles, Juan Bautista con los apóstoles, patriarcas y profetas, mártires, confesores y vírgenes... junto con todos los santos que fueron, son y serán, que den gracias a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los siglos de los siglos» 73 . Mas a la Iglesia militante, a la que hizo breve llamada en los salmos mentados a colaborar con Cristo Crucificado, aquí le dirige una prolongada exhortación. En su momento inicial declara que habla a cuantos quieren servir a Dios «dentro de la santa Iglesia católica y apostólica». A continuación da una lista de profesiones humanas - pasan de una veintena -: presbíteros, diáconos y subdiáconos..., religiosos y 71 JUAN DE LA CRUZ cita reiteradamente este pasaje de San Juan al describir los momentos cum– bres de la vida nústica. Así en llama de anwr viva, prólogo y canción l. Obras de San Juan de la Cruz, Burgos 1943, 643 y 652. 72 En los últimos decenios se advierte en los franciscanistas una inflexión a considerar la presen– cia de la Iglesia en Francisco más como carisma que como institución; C. Esser, O. Schmucki, L. Iriarte, S. López, T. Szabo, etc. La revistaAntonianum dedicó su vol. 57 (1982) a este estudio mo– nográfico: De S. Francisco et Ecclesia disquisitiones et textus. La Iglesia como carisma es objeto de varios estudios. 73 Rnb xxm, n. 6, en Opuscula..., 289-290.

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