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Ascenso vivencial de san Francisco 281 Para mejor interpretar esta vivencia filial de Francisco ha de tenerse presente que hay dos modos de practicar la meditación y contemplación de la pasión de Cristo. El primer modo es el practicado durante siglos por el buen pueblo cristiano. Ha hallado un excelente espécimen en el piadoso ejercicio del Via Crucis, donde lo primario es mirar a Jesús en sus dolores, cruz y muerte. Y ante esta mirada incitarnos a seguirle, asumiendo el encargo del apóstol Pedro cuando escribe: «Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas» (J P 2, 21). Francisco ejercitó esta praxis tradicional, decisiva en los días de su conversión y practicada de modo prevalente en sus largos retiros cuaresmales. Pero en el Officium Passionis pone en relieve otra segunda praxis, de la que el lector ya ha podido hacerse idea por los textos que terminamos de aportar. Tiene presente la recomendación de San Pablo a sus fieles de Filipos: «Tened los mismos sentimientos de Cristo» (Fil 2, 5). En su asimilación de los sentimientos de Cristo Francisco tuvo el sacro atrevimiento de poner en labios de Jesús las frases filiales, tomadas del apóstol San Juan y que hemos citado anteriormente. El modo de hacerlo es de una sublime ingenuidad. Lo vamos a ver en los tres salmos que vamos a comentar para introducimos en su conciencia filial y en las consecuencias, hasta cósmicas, de esta conciencia filial. El primero de estos tres salmos abre el Officium Passionis. Es indudable que en este Officium quien habla prevalentemente es Jesús. Hace suya Francisco la liturgia del Triduo Sacro, que abre los maitines de este triduo con el salmo 68, claramente mesiánico y que la Iglesia pone en labios de Jesús: Salvum me fac, Deus. El filial vocativo, Pater, que Jesús pronuncia, viene 14 veces en el salterio de Francisco. Pero éste sólo una lo toma del salmo bíblico: el 88,27, que Francisco incorpora al suyo de las Vísperas del tiempo de Navidad. Las trece restantes son santas intromisiones de Francisco en el coloquio de Jesús con su Padre. La delicada invocación Mi Pater sancte es la primera entre las varias que hemos mentado en el Officium Passionis de Francisco. Viene en el verso 5 del salmo de Completas, el primero del Triduo Sacro de Francisco. Cuatro versos la han precedido, que nos hacen oír el gemido de Jesús ante su Padre por verse tan inicuamente perseguido. Justamente se ha visto en estos versos que repiten sentencias de salmos bíblicos, una réplica de la angustia de Jesús en Getsemaní. Al Pater sancte, que viene cinco veces en la «oración sacerdotal» de Jesús, Francisco le da el retoque cariñoso del vocativo «mi». Con este vocativo quiere Francisco poner en evidencia el balbuceo filial de

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