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Ascenso vivencia! de san Francisco 267 entusiasta Celano cuando escribe estas líneas: «Inflamados del fuego del Espíritu Santo, (los hermanos) cantaban el Pater Noster con voz suplicante, en melodía espiritual, no sólo en las horas establecidas, sino en todo . 10 tiempo»· . Estos testimonios nos hacen ver el crescendo de Francisco, acompañado de sus más íntimos, en su relación filial con el Padre celeste. El mejor testimonio de este crescendo creemos percibirlo en la paráfrasis que hace Francisco del Pater Noster. Se ha distinguido en ella un doble aspecto: la composición y la creación original. Esta es menguada por servirse Francisco de textos anteriores. Pero esta carencia de originalidad no mengua la intensa vivencia que delata su composición. Es algo parecido a lo que acaece con los famosos lemas de papas y obispos, tomados de la Escritura. Si los textos no eran originales, han reflejado la tensa vivencia apostólica de quienes los hicieron suyos. De igual modo, Francisco iba seleccionando textos, pero cada uno de ellos reflejaba un peculiar aspecto de su vida íntima. Sobre el tiempo de su composición, de interés para nuestro propósito actual, es poco lo que puede decirse. «Debió surgir, escribe el franciscanista L. Lehmann, de modo paulatino, a partir de la meditación de Francisco sobre la oración del Señor. Su pulcritud estilística y su densa profundidad teológica delatan también la influencia de los compañeros de Francisco en la redacción final de este escrito, que contiene elementos típicos de la teología franciscana» 31 . Este atestado certifica el crescendo que en su vivencia diaria tiene Francisco del Pater Noster, tan detenidamente por él parafraseado. De esta paráfrasis quisiéramos ahora comentar algunos de sus mejores momentos en línea con nuestro intento actual. En la invocación de apertura declara que su Dios es el que llamamos Padre nuestro. Después de declararle santísimo para ponderar su absoluta transcendencia sobre toda criatura, defectible por ser nada, como dirá muy luego su doctor Buenaventura, le rodea de los atributos ligados al plan divino sobre el hombre: creador - redentor - consolador - salvador. Hoy se contrasta la teología inmanente que pretende decimos de alguna manera quién es Dios con la teología económica, que expone el plan divino de la creación y redención. En la paráfrasis del Padre Nuestro Francisco declina hacia la teología económica al recordar la bondad de Dios, que nos crea, y su 30 I Cel. n. 47 (B.A.C., 170). 31 L. LEHMANN, «Venga a nosotros tu reino». El Padrenuestro con Francisco de Así.~. Tr. esp. en Selecciones de Franciscanismo 17 (1988) 278.

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