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Ascenso vivencia! de san Francisco 265 oyó en la iglesia de la Porciúncula cómo envió el Señor a que predicaran sus discípulos. Terminada la misa, pide humildemente al sacerdote que le explique el evangelio que termina de leer. De labios del sacerdote queda informado que los discípulos de Cristo no deben llevar ni oro, ni plata, ni alforja, ni calzado, ni dos túnicas, sino predicar el reino de Dios y la penitencia. Francisco salta entonces de júbilo y exclama: «Esto es lo que quiero, esto es lo que busco, esto es lo que en lo más íntimo de mi corazón deseo poner en práctica». Con estas palabras declara el gran biógrafo la eficacia del mensaje evangélico sobre el alma de Francisco. A ellas añade esta declaración ulterior: «Nunca fue oyente sordo del Evangelio, sino que, confiando a su feliz memoria cuanto oía, procuraba cumplirlo a la letra sin tardanza» 23 • Los Tres Compañeros, después de recordar cómo Francisco cambia de comportamiento al conocer el evangelio de misión de los apóstoles, nos narran que Francisco, por impulso divino, empezó a anunciar el Evangelio y la predicación de la penitencia. Como divisa tomó este lema: «El Señor te dé la paz». Y es de admirar, comentan estos biógrafos, que tuvo ya un precursor que iba por las calles de Asís saludando a todos: Paz y bien. «El varón de Dios, dotado del espíritu de los profetas, anunciaba la paz, cuando predicaba el camino de salvación». Concluyen su relato Los Tres Compañeros con este histórico aserto: «Muchos que habían permanecido enemistados con Cristo y alejados del camino de salvación, se unían en verdadera alianza de paz con sus exhortaciones» 24 • A su vez, S. Buenaventura, al informar del inicio de la predicación de Francisco, resume a Celano en lo de oír el Evangelio, y rememora la predicación de paz de que dan testimonio Los Tres Compañeros. Algo peculiar suyo es el insistir en la renuncia a todo y en el seguimiento de Cristo. Ambas cosas le son exigidas a Francisco y a su primer seguidor Bernardo por el Evangelio, abierto tres veces en la iglesia de San Nicolás, en Asís 25 • Es verdad que Francisco y sus seguidores se sentían hijos de Dios, como afirma más de un biógrafo autorizado. Pero las fuentes alegadas dan bien a entender que el impulso inmediato que los movía a actuar era el ejemplo de Cristo, tal como lo reflejan los evangelios sinópticos. En seguimiento de este Cristo se ponen de camino. Esta es su vivencia primaria y fundamental en este inicial momento de la vida franciscana. 23 l Cel. n. 22 (B.A.C., 155). 24 Tres compañeros, n. 26 (B.A.C., 547). 25 LegendaMaior, m, 3 (B.A.C., 394).

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