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El concepto de libertad en la filosofía del beato Juan Duns Escoto 149 Pecado sería la afirmación de lo que no es, porque es contrario a la volun– tad inmutable de Dios, primera y absoluta afirmación de todo lo que es. Sería la privación formal del bien: quod peccatum sit formaliter privatio boni 163 . Podemos pecar porque somos libres. Hay un denominador común en todas las definiciones que Escoto usa para describir el pecado: desorden, discordancia, deformidad y corrupción, provocación, carencia, etc. Al mismo tiempo, pode– mos comprobar cómo en la definición de bondad aparecen los antónimos que definen el concepto de mal: conveniencia, armonía, rectitud, perfección, com– pletez, totalidad. El pecado es por lo tanto la falta de bondad moral y la cor– rupción de dicha bondad 164 . Dando un paso más es necesario bucar un criterio para distinguir la grave– dad de los pecados. El pecado no se distingue por el objeto al cual el acto pecaminoso mira, porque el objeto es sólo uno de los múltiples componentes de la moralidad: objecta, quae non sunt mala nisi materialiter 165 • Escoto di– stingue tres clases de pecados: aquellos que son provocados por las pasiones de los sentidos, los que son provocados por el error, y aquellos que no perte– necen ni al primero ni al segundo apartado, que son los pecados fruto de la maldad. El pecado más grave será el que se oponga a un bien mayor: Quia illud peccatum est gravius ex genere, quod opponitur rectitudini meliori; illa autem est melior, quae est fini inmediatior 166 • El más grande sería el odio a Dios, ya que Dios es el bien más grande 167 • Escoto, de alguna manera, pone en duda la posibilidad metafísica del pecado de odio contra Dios, pues sólo se puede odiar aquello que contiene mal den– tro de sí, por lo que Dios queda fuera de esta posibilidad 168 : 163 Ord., 11, d. 37, q. 1, n. 3 (XIII, 353b). 164 Cf. M. DAMIATA, le ll tavola. L'etica di G. Duns Scoto, 130-131. 165 Ord., 11, d. 37, q. 1, n. 9 (XIII, 359a). 166 Jbidem. l67 Cf. M. DAMIATA, le II tavola. L'etica di G. Duns Scoto, 129-134. !68 El mal es posible en cuanto que la voluntad, como poder libre, puede elegir cada ser como ob– jeto de su deseo y hacerlo fin último, aunque no sea más que por el poder de abusar de la propia liber– tad y de realizar una mala acción. Una criatura racional, consciente de aquello que hace, puede odiar a Dios y encontrar satisfacción en ello, no porque Dios sea odioso, o porque el odio hacia Dios no sea una cosa mala, sino por el placer que el odio puede causar en una criatura racional bajo la razón de bien apa– rente. El odio formal hacia Dios parece imposible, porque significaría querer el mal como tal. En con– secuencia ni los ángeles caídos pueden odiar a Dios: "Non potest Deus odiri ab aliqua voluntate".
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