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El concepto de libertad en la filosofia del beato Juan Duns Escoto 141 No se puede decir que sean notas esenciales de la beatitud nuestras accio– nes en busca de seguridad, gozo o eternidad. La beatitud es un don de Dios ab– solutamente libre y gratuito. No se quiere decir en concreto que la beatitud no conlleve placer (delectatio) 126 , sólo se afirma que el placer no pertenece inme– diata y directamente a la esencia de la beatitud: delectatio non est de essentia beatitudinis 127 • Tampoco se puede decir que pertenezca a la esencia de la beatitud la perpetuidad: la voluntad es siempre libre de unirse, aunque sea al bien supremo, lo contrario sería sacrificar la libertad 128 • Por otra parte, tampo– co se puede ver en la seguridad una característica esencial. Seguridad signifi– ca ausencia de preocupaciones. La perpetuidad no es esencial, tampoco lo puede ser la seguridad. Escoto en ningún momento quiere comprometer la li– bertad divina 129 : Pruébese lo primero: la bienaventuranza se confiere, en efecto, a título de pre– mio según los méritos que Dios acepta como dignos de ser así premiados, y por lo mismo, no es, por necesidad natural, resultado de cualquiera de nuestros ac– tos, sino que se comunica contingentemente por Dios, el cual acepta como me– ritorios algunos actos, ordenándolos a Sí mismo 130 . El concepto de visión beatífica escotista garantiza tanto la libertad de Dios como la del hombre. Dios se reserva la libertad de darse o no darse. La beati– ficación es plenamente gratuita por parte de Dios, nunca fruto de las buenas o- 126 No se puede confundir la delectatio con el amor. La delectatio es sinónimo de placer. El amor no sólo es un acto consciente, sino que además es querido libremente; la delectatio puede ser conscien– te pero no libre. El amor está en nuestro poder, la delectatio no; el amor es actividad, la delectatio pa– sividad; el amor es causa, la delectatio es efecto; el amor es un acto exclusivo de la voluntad en cuan– to que es libre; la delectatio es la satisfacción que encuentra la potencia libre o natural cuando realiza su acto en condiciones nmmales. El amor, en el que consiste la beatitud, es un amor de amistad y no de concupiscencia, es decir, desinteresado y no utilitario. El objeto al que mira posee por la voluntad valor de fin y no de medio. El objeto amado tiene un valor en sí y por sí. 127 Rep. Par., IV, d. 49, q. 6, n. 4 (XXIV, 651a). 128 Sin duda, la beatitud para los beatos y los ángeles, en el ciclo, es perpetua. La eternidad en este caso se debe a un decreto eterno: Dios que ha decretado glorificar al hombre, ha establecido beatifi– carlo eternamente. Cf. P. R. PRENTICE, The Degree and Mode ofLiberty in the Beatitude of the Bles– sed, en Deus et Homo ad mentem l. Duns Scoti, 327-342. 129 Cf. M. DAMIATA, le lI tavola. L'etica di G. Duns Scoto, 175-191. 130 "Probatio de primo, quia beatitudo confertur tamquam praemium pro meritis quae Deus accep– tat tamquam digna tali praemio, et per consequens non naturali necessitate sequitur ad actus nostras qualescumque sed contingenter datur a Deo, actus aliquos in ordine ad ipsum tamquam meritorios ac– ceptante". Ord. prol., n. 18 (ed. Vat., I, 12).
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