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136 Jaime Rey Escapa Digo que sólo la causa es la voluntad divina, que lo mismo que dispuso beati– ficar al hombre con la última perfección intensiva, lo mismo también lo dispu– so con la última perfección extensiva 105 • Porque el deseo de felicidad está inscrito de modo natural en el hombre, podemos decir que la experiencia beatificante está ya en los actos de conocer y querer, en cuanto que ellos nos unen con el objeto de la felicidad 106 : Tal beatitud es la máxima perfección, en cuanto que se une con el otro por la operación, que hace a uno feliz, pero esto no lo hace la pasión sino la opera– ción, a la cual sigue la pasión para sí 107 • La felicidad por excelencia la encuentra el hombre en la visión de Dios. En la teología escolástica 108 , el alma sólo encuentra su quietud en la contempla– ción de Dios 1° 9 , y en esta inclinación natural del hombre hacia Dios es donde se realiza la visión: La inclinatio naturalis del entendimiento, igual que la de la voluntad, se diri– ge completamente a un fin determinado en su contenido, es decir, la con- 105 "Dico quod sola causa est voluntas divina, quae sicut disposuit beatificare horninem, ultima perfectione intensiva, ita et ultima perfectione estensiva". Rep. Par., IV, d. 49, q. 5, n. 10 (XXIV, 645a). 106 Cf. V. MEssERICH, The Awareness of Causal Initiative and Existencial Responsability in the Thought ofDuns Scotus, en De Doctrina Ioannis Duns Scoti, II, 640-643. 107 "Beatitudo est talis maxirna perfectio, inquanturn coniungit alteri per operationem, quod facit aliquern beaturn; hoc autern non facit passio, sed operatio, quam sequitur passio ad se". Rep. Par., IV, d. 49, q. 6, n.3 (XXIV, 650b). 108 Todos los escolásticos están de acuerdo en que el fin último del hombre y su suprema felici– dad es unirse inmediatamente al bien infinito, es decir, a Dios: la controversia aparece cuando los di– stintos autores tratan de determinar cuáles son las facultades que intervienen en el acto beatífico. Para algunos, corno San Alberto, San Buenaventura, Ricardo de Mediavilla, tanto la inteligencia como la voluntad colaboran en el acto beatífico. Santo Tomás subraya el papel de la inteligencia, mientras que para Escoto la voluntad sería suficiente. Cf. B. BONANSEA, L'uomo e Dio nel pensiero di Duns Scoto, 98-102. 109 Todos los hombres tienden al Surnrnum Bonurn con el deseo de hallar descanso. Sólo el peca– dor es quien no puede hallar reposo en un centro determinado. Para explicar este concepto de la quie– tud, Escoto acude a una expresiva imagen de la cosmografía de la época: "Irnrno sicut quiescens re– spectu navis et non respectu centri non quiescit sirnpliciter, quia non respectu ultirni quiescentis in uni– verso, ita voluntas quietans se quantum potes! in aliquo obiecto alio a Deo non sirnpliciter quietatur, quia non respectu eius quod est in universo ultirnate et perfectissirne quietativurn voluntatis". Ord. I, d.l, p.3, q.1-5, n.177 (ed. Vat., II, 116).

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