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114 Jaime Rey Escapa ligencia y la voluntad, previamente a cualquier intervención del objeto, poseen en sí un poder positivo: se trata de una potencia que tiene la actividad como propia, y en ningún sentido prestada por el objeto. Aunque el entendimiento presente un objeto muy apetecible, es la voluntad la que quiere o no libremen– te. Como consecuencia, todo acto realizado por la voluntad es constitutiva– mente libre. La voluntad manda en sí misma. Para Escoto no tiene sentido hablar de superioridad del entendimiento so– bre la voluntad o viceversa, son simplemente principios diversos 22 • La volun– tad, según Escoto, tiene un doble carácter: uno de autodeterminación y otro de racionalidad. El «ser autodeterminante» significa que el poder de decisión está a disposición de la voluntad. Donde se dan posibilidades diferentes, contradictoriamente opuestas para la acción, nuestra voluntad puede tomar una u otra alternativa. La voluntad, cuando actúa, se autodetermina y no pue– de dejar de ser libre 23 . Una vez más recordamos que la libertad se manifiesta en que la voluntad, mientras está realizando su propia acción, guarda el poder de cancelar lo que está haciendo, hacer lo contrario, hacer otra cosa, y poder hacer lo uno y lo otro más o menos intensamente 24 : Por lo tanto, la voluntad no se mueve con necesidad natural, sino que, después de la primera intelección, tiene en su poder el convertir el entendimiento a la consideración de una cosa u otra, y el querer o no querer una cosa u otra. Así, la primera volición depende totalmente de nosotros; no deriva del azar, como la primera intelección 25 • 22 Cuando hablamos de que no hay superioridad de un principio sobre otro nos estamos refirien– do a una perspectiva metafísica. En consecuencia. desde una perspectiva antropológica, se puede de– cir que es más interesante para el hombre ser bueno que ser sabio. 23 La autodeterminación no tiene grados en sí, o se da plenamente o no se da en absoluto. Recor– damos que donde no hay autodenninación el modo de actuar es natural y no libre. 24 La libertad tiene una estructura especial: no es perfeccionable. Lo libre, en cuanto principio, no necesita pasar de acto virtud a acto formal, está en acto formal por sí mismo. En consecuencia, la li– bertad o es total o no es libertad. Lo libre no tiene porque realizarse, mantiene siempre el poder de rea– lizar la acción o no comenzarla: "voluntas in quantum est actus primus, libera est ad oppositos actus". Ord., I, d. 38, p. 2 et d. 39, q. 1-5, n. 15 (ed. Vat., VI, 417). La libertad, desde sí y por sí, es una mera reflexividad. Cf. I. MANZANO, El principio «libertad» según Escoto, 239. 25 "Voluntas igitur non movetur necessitate naturali, sed habita prima intellectione, in potestate eius est convertere intellectum ad considerandum hoc ve! illud, et hoc ve! illud velle, ve! nolle; et sic prima volitio omnino esta nobis, nec est ita a casu sicut prima intellectio". Quodl., q. 21, n. 14 (XXVI, 340b-341a).

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