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44 José Ángel Echeverría En la Provincia de Cataluña Pedro José Avellá, vicario general de la diócesis, ordenó el 15 de agosto que las elecciones de los superiores locales tuvieran lugar el 4 de septiembre. El P. Rubí dice que, como norma, todos los conventos reeligieron como superiores a los que ya lo eran; aunque algunos parece que habían sido removidos por sus ideas constitucionales antes de que la ley de regulares se sancionara. En Barcelona, por ejemplo, fue nombrado el P. José de Cervera, custodio, porque había muerto el guardián 128 . El cronista de Tarragona consideraba al nuevo presidente, P. Joaquín de Tortosa, "intruso", y decía que se había apoderado "del mando en calidad de .d ,,129 prest ente . En la Provincia de Valencia José Rivero, gobernador de la diócesis 130 , dirigió el 6 de agosto de 1821 una orden a todos los conventos estableciendo 128 Cfr. BASILI DE RUBÍ, Els caputxins, 873. El jefe político de Cataluña comunicaba al ministro de gobernación, l noviembre 1820, que el ayuntamiento de Figueras le había expuesto que el provincial de capuchinos de Cataluña había separado de aquella comunidad al guardián y al presidente por ser muy adictos al sistema constitucional. Y lo mismo se observaba en otros provinciales: "Se advierte de algunos días a esta parte mucha eficacia en remover los Superiores ilustrados de los Conventos [...] tratan de dexar en los Conventos Superiores desafectos al regimen presente, para sostener por mas largo tiempo la resistencia imprudente qe. han manifestado, con mas o menos arrojo, cuasi todos los Prelados de las instituciones regulares...", AHN, Consejos, Leg. 12.03i. El obispo de Barcelona, Pablo Síchar, aceptó la jurisdicción sobre los religiosos sin grandes problemas, a diferencia de los de Vic, Urge! y Lérida, Cfr. J. BADA, L'Església, 215. 129 APCCataluña, B-2-24, Compendio, y registro de las cosas notables de la Orden. Y singularmente del Archivo deste Convento de Tarragona. Compilado por el M.R.P.F. Felix de Premiá exLector, y exProvincial. Año de 1722, f. 124, citado por P. CARDONA, El convent, 117, nota 17. 130 El arzobispo Arias Tcixeiro había sido deportado a Francia bastante violentamente. En su ausencia el jefe político impuso al cabildo la elección del canónigo José Rivero Navarro como gobernador eclesiástico, por su manifiesta adhesión al sistema constitucional. El arwbispo y el nuncio Giustiniani protestaron, declarando el arzobispo que Rivera no podía ejercer la jurisdicción porque no la había recibido del prelado legítimo, pero él la ejerció, creando una situación cismática en la diócesis, porque mientras algunos miembros del capítulo catedral mostraron fidelidad al arzobispo, la mayoría accedió a las pretensiones del gobierno liberal. La situación se resolvió cuando en 1823 volvió el arzobispo: los canónigos que favorecieron a Rivera tuvieron que retractarse y pedir al papa la absolución de las censuras en las que habían incurrido, Cfr. V. CÁRCEL ORTÍ, Historia de la Iglesia en Valencia, II, Valencia 1986, 518- 522. También la Crónica de Valencia consideraba "arbitraria y nula" la autoridad de Rivcro,

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