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La refonna eclesiástica del trienio liberal y la restauración posterior 15 fechada en El Pardo el 22 de mayo de 1820, que se excluyera de la real orden del 7 de mayo, hasta que se juntaran las cortes, a los novicios que tuvieran al menos 8 meses de noviciado, porque ello sería útil al estado y a las misiones de ultramar. Pero la junta denegó esta petición el 27 de mayo, comunicándosele esta decisión al P. Solchaga el 25 de junio 24 • Desde el 9 y el 11 de marzo en que el rey había abolido la Inquisición y restablecido la libertad de imprenta respectivamente, un torrente de folletos, libros, ideas, críticas y doctrinas se derramó por España, centrándose sobre todo en la Iglesia, uno de los pilares del absolutismo. La crítica burlesca contra el clero tuvo un gran influjo, porque preparó un ambiente popular propicio a las reformas de las cortes en materia de religiosos2 5 • Pero junto a 24 AHN, Consejos, Leg. 12.028. El documento en el que se rechaza la petición está fechado el 7 de mayo, lo que parece un error por tratarse del mismo día de emanación del decreto. Una fecha lógica es el 27 de mayo. Como la ley no especificaba que los que ya habían sido recibidos fueran enviados a casa, parece que fue práctica común el dejar que los novicios terminaran el año de noviciado, e incluso se les envió, al terminar, a otros conventos, en espera de que pudieran profesar. Pero más tarde, por otro decreto, se les mandó a casa. Así sucedió en Navarra y Cataluña: AHPCP, Profesiones del Noviciado de Capuchinos de esta Provincia de Navarra y Cantabria desde el año 1793; en el Convento de Cintruenigo, f. 118v; BASILl DE RUBÍ, Els caputxins a la Barcelona del segle XVIII, Barcelona 1984, 872-873. En otros libros de profesiones que hemos visto no se dice nada sobre este particular. 25 Cfr. M. REvUELTA, Política religiosa, 53-58. Los críticos más importantes con la Iglesia fueron algunos clérigos liberales. Entre ellos el más conocido es Sebastián de Miñano y Bedoya. Su obra más conocida fueron 10 cartas, que aparecieron anónimas a finales de marzo o principios de abril de 1820, recopiladas bajo el título: Lamentos políticos de un pobrecito holgazán que estaba acostumbrado a vivir a costa ajena. Han sido publicadas en diversas ediciones. Nosotros hemos utilizado la de la Biblioteca de Autores Españoles: Epistolario Español. Colección de Cartas de Españoles ilustres antiguos y modernos, U, por D. Eugenio de Ochoa, BAE 62, Madrid 1926. Las cartas son muy satíricas y burlescas, pero no exentas de un gracejo especial. Veamos cómo describe al limosnero capuchino en la crítica que él hace de esta costumbre -la de la mendicación- de las órdenes mendicantes: "Detras del lechuzo gris viene otro vestido de color de tabaco, con un capuchón terrible y unas barbas que le llegan hasta la cintura; saluda con la cabeza, y con frases diferentes, aunque parecidas, empieza á conmover al ama de la casa, refiriendo los apuros en que se ven los benditos religiosos como motivo de haberse ya acabado el trigo destinado para el año, y que como la regla de nuestro padre no permite que ellos toquen físicamente el dinero, viene á pedir en especie, aunque no sea más que media fanega de grano de cada vecino; porque, de lo contrario, no es posible que se haga la novena de san Fulano, ni se podrá poner la reliquia en el altar de san Antonio cuando se pierda

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