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Restauración política y religiosa 119 1824. Con todo, varios religiosos se quejaron de la falta de observancia y del espíritu de partido que existía en la provincia 335 . El mismo ministro provincial en una carta dirigida al vicario general, Barcelona, 8 de julio de 1825, le decía que deseaba su visita para que pudiera corregir los defectos de observancia que existían en la provincia. "No que reconozca amadisimo Padre, faltas substanciales en nuestra provincia gracias al Señor, sino aquellos defectos de observancia que por los vaivenes de las pasadas inmediatas epocas nos hacen resentir algo de sus efectos" 336 . El vicario general en su respuesta del 23 de julio manifestaba que no podía visitar la provincia, pero que apoyaba la gestión del definitorio en su intento de reformar la provincia 337 • En ia provincia de Valencia los ministros provinciales escribieron las circulares acostumbradas sobre la observancia, l . f . ºbl 338 pero, a parecer, sm rutos v1s1 es · . En la provincia de Castilla lo más destacable son las Ordenaciones que para los conventos de presidencia, formados por el presidente y un hermano lego o donado, dio el provincial, P. Lino de Cantalapiedra. En la circular con 335 Entre los religiosos que se dirigieron al vicario general cabe señalar al P. Domingo de Saniá, Jacinto de Esparraguera, José de Sarriá, APCCataluña, B-1-19, 20. rn, APCCataluña, B-1-20, 636. 337 APCCataluña, B-1-20, 639. En otra carta del vicario general al provincial, Madrid, 15 septiembre 1825, le decía que había recibido informes del estado lamentable en el que se encontraba la provincia, y le delegaba para que actuara como mejor conviniera en favor del altar y el trono. Esto quiere decir que uno de los problemas era la división de opiniones en torno al sistema constitucional, !bid., 645. 338 Ordenaciones del P. Antonio de Albayda, Valencia, 27 enero 1825, APCV, 0031 Circulares de provinciales. Con el tono característico de estas ocasiones, que no nos debe impresionar, decía: "Confesemos francamente que nuestra Provincia de pocos años a esta parte está padeciendo una transformación monstruosa, la cual reclama imperiosamente en la actualidad un remedio pronto, eficaz y executivo para los males que la ocasionan". El 20 de noviembre de 1827 el nuevo provincial, Gabriel de Borbotó, recordaba a los religiosos que no quería multiplicar las ordenaciones y nmmas porque no servía para nada, pero que las que ya existían se debían cumplir. El mismo provincial, dos años más tarde, dirigía una circualar a los guardianes, lectores y religiosos de las casas de estudio de la provincia, Valencia, 25 mayo 1829, en la que señalaba algunas normas para esas casas: no dispensar del aula ni de las conferencias, a lo que se debía dedicar dos horas por la mañana y dos por la tarde; no emplear a los estudiantes para pedir limosnas porque los distraía del estudio; celebrar las conclusiones después de cada etapa de estudio, etc., !bid.

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