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«SED HOC NON CAPIO»: LO QUE DUNS ESCOTO NO ENTENDÍA 583 2. La explicación de Escoto sobre el conocimiento divino de las realidades contingentes. Por dos veces nos encontramos, en el texto escotista que examinamos, la reacción del Doctor Sutil frente a las opiniones anteriores, concretamente la Tomás: Sed hoc non capio 12 ... El problema de Dios y de las realidades futuras contingentes lo enfoca Escoto en dos cuestiones afines: La distinción 38 se refiere al conocimiento divino y se pregunta si Dios tiene ciencia determinada sobre el suceso de los futuros contingentes (cuestión 1), y si Dios tiene ciencia cierta e infalible de los futuros contingentes (cuestión 2). En la distinción 39-40 se formula el problema bajo el aspecto de la previsión: Si Dios prevé inmu– tablemente los sucesos futuros contingentes; si los prevé necesariamente, y si es posible que un predestinado se condene. 1.- La contingencia como dato previo de experiencia. - Será al tratar esta última cuestión cuando establece lo que bien pudo ser el punto de partida de su reflexión: Es decir, la pregunta de si realmente se da la contingencia. Su signifi– cado, dice, se percibe en cuanto oposición a lo no contingente, es decir a lo necesario. Lo mismo que hay un doble modo de necesidad: 'inmutable' en lo que no puede ser de otra manera (p. e. Dios), 'inevitable' en lo que no puede menos de suceder (la salida del sol cada mañana), hay una doble contingencia: de lo 'mudable' (el proceso de las cosas corruptibles) y la de lo 'evitable' (los actos libres de la voluntad) 13 . Hay, por tanto, una asimetría respecto de lo enti– tativamente contingente, que es operativamente necesario (la naturaleza contin– gente en su ser, pero en evolución necesaria) y lo también entitativamente con– tingente y al mismo tiempo contingente también en su obrar (la creatura libre). Con todo, la contingencia no se demuestra 'a priori', ni por la misma defi– nición de contingente, pues no hay concepto anterior del que se derive, siendo una disyunción original del 'ser' respecto de lo necesario. Y de lo necesario no se sigue metafísicamente lo contingente. Aunque sí viceversa (como ocurre, 12 Rep. Par. examinata, dist. 38, n. 20; dist. 39-40, n. 12. La razón por la que él no se muestra contento con el resultado logrado por sus antecesores, parece ser doble: 'una con– ciencia agudizada de la específica y radical novedad de la manera cristiana de entender el mundo y el hombre frente a la imagen del mundo expresada por los filósofos y al mismo tiempo una más fuerte exigencia de fuerza probativa y de rigor lógico de los argumentos, a la que él somete todo pensamiento'. Cf. L. Honnefelder, Ens in q11antt1m Ens. Der Begriff des Seienden als solchen als Gegenstand der Metaphysik nach der Lehre des Johannes Duns Scot11s, Münster 1979, 41. 13 "Utroque autem modo est contingencia in rebus. Nam ex motu aliqua contingenter producuntur, et in se etiam contingenter sunt" (Rep. Paris. E xamin., dist. 39-40, n. 28).
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