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«SED HOC NON CAPTO»: LO QUE DUNS ESCOTO NO ENTENDÍA 579 lo como modelos comunes para los singulares creados, sino cada ser posible en su realidad individual. En Dios - en el Verbo - estaban las razones propias de cada cosa singular creada. Pero ese mundo de las ideas eternas no se halla en un nivel inferior a Dios, sino que se identifica con su esencia en cuanto imitable. 3. El aristotelismo complica la visión agustiniana. - Esta visión agustiniana acep– tada por todos los pensadores cristianos y entra sin dificultad ni contradicción en la escolástica antes de la confrontación con el aristotelismo. La aceptación fundamental del razonamiento aristotélico tenía forzosamente que excluir la idea de un Dios desligado de las criaturas en una lejanía sin providencia. Pero no era fácil conjugar el Dios infinito y necesario de Aristóteles con la contin– gencia de las criaturas, duplicada en la libertad del hombre. Los 'maestros de las artes', profesores laicos de la universidad de París, ajenos a las exigencias de la revelación y la teología, siguiendo a Averroes en sus comentarios a Aristóteles, consideraron filosóficamente defendibles hipótesis como el entendimiento único para todos los hombres, la eternidad del mundo, la mortalidad del alma, etc. Creían poder defender una doble verdad - necesidad filosófica junto con la libertad de la teología cristiana. Todos los maestros de teología se oponen con firmeza, también racional, a tales aberraciones, tanto San Buenaventura, desde la visión agustiniana tradicio– nal, como Santo Tomás de Aquino en su esfuerzo por hacer del sistema racio– nal aristotélico un instrumento de mejor comprensión filosófica de la verdad cristiana. El problema, agudizado con el racionalismo de Aristóteles, de la compa– tibilidad de Dios, absoluto y necesario en relación con el mundo contingente y la libertad del hombre, se centró en el conocimiento eterno de Dios respecto de los futuros contingentes. ¿Cómo pueden ser conocidos por Dios y al mismo tiempo poder no existir en razón de la contingencia y la libertad? 4. Explicación de Santo Tomás. - Tomás, con su claridad usual, da la configu– ración escolástica del problema: En la Suma Teológica se pregunta si Dios tiene ciencia, es decir, si conoce los futuros contingentes. En su procedimiento dia– léctico, comienza por exponer las posibles razones para negar tal conocimiento en Dios. Efectivamente, Dios no recibe nada que le llegue fuera de sí mismo, pues Él es causa de lo que conoce. Lo contingente contradice, por tanto, al co– nocimiento de Dios, que es simplemente necesario. La contingencia y la liber– tad no pueden tener lugar en el conocimiento de Dios y, en consecuencia, hay que negarlas como cosa real. A esta razón negativa en concordancia con el Dios aristotélico, se unen las otras dos presuntas razones contra la posibilidad de que Dios conozca los futuros contingentes: Dios es absoluto y necesario y no puede

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