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586 BERNARDINO DE ARMELLADA cía divina, como por su primer objeto. En lugar de esta explicación, añade, se puede expresar de otro modo, es decir, que "cuando la voluntad acepta determinadamente una de las dos alternativas contradictorias, se produce en el hecho de 'ser querido' una vinculación de estos términos contingentes que son presentados a la voluntad, y esta realidad compleja es determinadamente verda– dera. En este caso la esencia divina presenta al entendimiento la razón de entender por qué este complejo es verdadero" (del que la voluntad elige una de las alternativas). Es decir, la voluntad juega un papel decisivo 1 9 . 3. La cuestión de si Dios prevé los futuros contingentes. - E l conocimiento de Dios de los contingentes futuros, que en la cuestión anterior se da como determinada e infalible, lleva en sí el problema ulterior de si ese conocimiento implica una previsión absoluta que haga imposible la contingencia y la libertad. Escoto, en la distinción 39-40, enfoca el problema dividiéndolo en tres cuestiones: Si Dios prevé inmutablemente los sucesos futuros contingentes; si los prevé necesariamente, y - como consecuencia metafísica en la realidad fu– tura - si es posible que un predestinado se condene. Puesto que la contingencia se da en las cosas, se ha de indagar en primer término cuál puede ser la causa de la misma. Escoto lo tiene claro: La primera razón de la contingencia está en la voluntad divina, es decir, en su actuación respecto de las cosas distintas de ella. Si tal acción no fuera contingente sino ne– cesaria 1) nada sería contingente en el universo, 2) no habría ninguna causa segunda en el mundo, 3) no existiría ningún mal en el universo; cosas todas absurdas 20 • Todo sería dios. Es filosóficamente indiscutible el razonamiento: porque lo que es movido (el ser fuera de Dios por su voluntad), si es movido (impulsado) necesaria- 19 ''Vel quia iste modus non placet, tum quia videtur ponere discursum in intellectu divino, tum quia secundum hoc videretur quod intellectus divinus acciperet notitiam suam a voluntate et moveretur ab ea et non ab obiecto ve! essentia sola - cuius oppositum dictum est supra, quia dictum est prius quod a sola essentia divina moveretur immediate intellectus, ut a primo obiecto - (si iste, inquam, modus non placet propter preadicta) potest dici alio modo quod, voluntate acceptante alteram partem contradictionis determínate, facta est unio in esse volito istorum terminorum contingentium voluntati praesentatorum, et complexio vera determínate. Et tune essentia divina est ratio intelligendi illam complexionem esse veram apud intellectum" (Rep. Paris. E x amin., dist. 38, n. 39). 20 "Supponendo ergo contingentiam esse in rebus, videndum est secundo ubi sit prima ratio contingentiae. Ad quod dico quod prima ratio contingentiae est in voluntate divina vel actu eius comparata ad alia a se. Quod probo, quia si necessario se haberet in causando alia a se [1] nihil esset cotingens in universo, [2] nulla etiam causa secunda esset in universo, [3] tertio non essset malum in rebus; - quae sunt absurda" (Rep. Pans. E x amin., dist. 39-40, n. 31).

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