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«SED HOC NON CAPIO»: LO QUE DUNS ESCOTO NO ENTENDÍA 585 también en nosotros. En el segundo modo no es conocimiento cierto, sino sólo coyuntural; y así, en su causa, es conocido por nosotros contingentemente. Son largas y sutiles las reflexiones de Escoto sobre pareceres de los otros (Tomás, Enrique de Gante, etc.) que aducen la existencia eterna de las ideas en Dios, combinando los momentos sucesivos con la estabilidad de la eternidad 16 . Después de referir la explicación de Tomás, Escoto confiesa admirado la incongruencia de los razonamientos: "Pero esto no lo comprendo" 17 . Y no lo puede comprender porque la argumentación se vuelve contra lo mismo que se quiere explicar, pues "cuanto la idea representa, lo representa todo naturalmen– te, estando como está en Dios antes de todo acto de la voluntad. Por tanto, todo lo conocido por Dios será conocido de modo necesario, sin que le sea po– sible conocer lo opuesto a eso conocido, que no podría acontecer como alter– nativa contingente. Pero esto es falso, porque ninguno de los sucesos futuros es necesario en sí, sino contingente. Escoto adelanta una posible explicación considerando que el conocimiento determinado e infalible del futuro posible se podría entender de dos modos: Un modo sería que el entendimiento, viendo la determinación de la voluntad hacia una parte de la contradicción, voluntad que, por su omnipotencia, es infalible y no contrariable, conoce determinadamente que la verdad de tal complejo futuro contingente se realiza determinada e infaliblemente; como si yo viera la deter– minación de tu voluntad respecto de algo factible y que tu voluntad no puede ser impedida a causa de la (supuesta omnipotencia) de la misma (voluntad), sabría ciertamente que ese factible sería producido por ti determinadamente. Tal es el caso de la voluntad divina respecto del futuro contingente 1 8 . Pero esta solución no le place a Escoto: bien porque parece que implica un discurso en el entendimiento divino, o bien porque, según esto, el entendi– miento divino recibiría la noticia de la voluntad y sería movido por ella y no por el objeto o la esencia sola. Pues ya antes quedó claro lo contrario, es decir, que el entendimiento divino es movido (actuado) inmediatamente por sólo la esen- 16 Cf. Rep. Pans. Exa111in., dist. 38, nn. 14-19; 30-34. 17 "Sed hoc non capio" (lb. n. 20). 18 "Sed dupliciter potest intelligi intellectum cognoscere illam veritatem determínate et infallibiliter. Uno mdo quod intellectus videns determínationem voluntatis suae ad unam partem contradictionis, et quod ipsa ex omnipotentia sua est infallibilis et non impedibilis, novit determínate veritatem illius complexionis contingentis futuri determínate evenire et infallibiliter; sicut si ego viderem determinationem voluntatis tuae respectu alicuius opera– bilis et voluntatem tuam propter eius omnipotentiam non posse impediri, scirem utique illud operabile fore a te determínate producendum. Sic est in voluntate divina respectu futuri contingentis" (Rep. Pa1is. Exmnin., dist. 38, n. 38).

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