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LA EXCEPCIÓN DE LA INMACULADA 59 de mujer, no como un relámpago insospechado, al modo de la segunda venida, sino poco a poco entre profecías y signos premonitorios. 12. Apelación a la sensibilidad humana. Esta generosidad filial respecto de Ma– ría la supone Lorenzo apelando a la sensibilidad de los fieles: Si Dios os hubiera pre– guntado antes de crear a la Virgen si querríais que fuera inmaculada, e. d. libre de la horrenda fealdad del pecado original ¿no habríais dicho que fuera inmaculada por encima de todas las leyes que pudiera haber en contrario? "¿Y quién de nosotros, hermanos, si Dios le hubiese concedido, decidir que la Virgen se conservase pura del pecado original o bien permitir que fuera manchada por Satanás, conociendo que habría de ser Madre de Cristo, Esposa de Dios, Señora de los ángeles, Reina del cielo, con la veneración que merece la misma, la hubiera abando– nado al poder de Satanás? ¿No la habría conservado inmaculada? Ahora bien, se nos permite que la honremos conforme a nuestro arbitrio. ¿Por qué, pues, no preferimos considerarla y venerarla como totalmente inmaculada y dotada de pureza divina?" 40 • 13. Una oportuna diplomacia. La apelación a la generosidad en nuestro pensa– miento sobre María podría en cierto modo bastar para los devotos que no podían en– trar en la profundidad de la discusión teológica de aquel tiempo. San Lorenzo, que fue al parecer hábil diplomático en su paso por las cortes europeas, en sus sermones sobre la Inmaculada se abstiene de mostrar su doctrina como una exigencia absoluta a la fe de los fieles, que podrían confundirse oyendo pareceres diversos. La presenta como una oferta de buena voluntad. Pero su calidad de teólogo y conocedor profundo y de– tallado de la Escritura le hace exponer al mismo tiempo con claridad diáfana el alcance mariano de la revelación. El diplomático respeto para el parecer contrario no le impide considerarlo como totalmente equivocado y en su tiempo - a diferencia de los siglos de Bernardo, Buenaventura y Tomás de Aquino - hasta poco prudente e irreverente4 1 • 40 "Et quis nostrum est, fratres, cuí si pro suo arbitratu Deus dedisset, ut Virginem vel serva– ret ab illo peccato puram, vel a satana foedari permitteret; pro eximia in Virginem pietate, sciens quod futura erat Mater Christi, Sponsa Dei, Angelorum Domina, coeli Regina, illam satanae potestati permisisset? Non eam immaculatam servasset? Permittitur autem nobis ut pro nostro arbitratu eam veneremur; cur ergo non potius omnino immaculatam et divina puritate praeditam arbitremur et veneremur ?" Sermo VII, n.X, 478. 41 Es lo que san Lorenzo deja traslucir respecto de los teólogos contemporáneos que, des– pués del juicio de tantos maestros (como los reunidos en el concilio de Basilea), universidades y, sobre todo, ante la clara propensión de la Iglesia oficial aprobando la fiesta y el rezo litúrgico en honor de la Inmaculada Concepción de María, se negaban a admitir el misterio. Sobre el sínodo de Basilea dice: "Conventus...doctissimorum Antistitum et lectissimorum theologorum coetus, qui omnes uno ore hanc protulere sententiam, non potest apud cordatos et sapientes viros non magnum pondus habere". Se1mo I, n.X, 421.

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