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664 BERNARDINO DE ARMELLADA lidad de Dios a sí mismo, siempre dispuesto a dar su gracia. El hombre, por su parte, posee siempre una rectitudo natura/is en virtud de la cual puede ejercitar su tendencia al bien. En ese caso Dios le concede la gracia. Un paso más adelante lo da el hecho de la fe informe, pero sobrenatural. En el Tractatus se presenta la cuestión de si la gracia es una cosa creada o increada. El hombre es justificado porque en él está presente la gracia increada, el Espíritu Santo, como don-amor, un aliquid de la esencia de Dios. La gracia creada consistiría en una disposición con la categoría de accidente. Capítulo V: Existencia y necesidad de la gracia. Alejandro mira a la situación concreta del hombre: la gracia se da y es necesaria para recobrar la rectitudo perdida a causa del pecado y para hacer efectiva la operación saludable (ad bonum agendum). Sin la gracia, el libre albedrío sólo es capaz de obras naturales (degenere bonorum). Entendiendo la gracia como 'medio', Alejandro le atribuye cuatro funciones en cuan– to obra del Espíritu Santo: 1) Forma y motor del libre albedrío. 2) Primera semejan– za del alma con Dios. 3) Medio por el que nos elevamos primeramente hacia Dios. 4) Inicio, aumento y consumación del bien meritorio. Original de Alejandro es esa ascensión del hombre a Dios: descendimiento de Dios por el Espíritu Santo y ascen– sión del hombre por la gracia 'gratum faciens: indican "un dinamismo expresado y realizado en los actos meritorios" (228). Capítulo VI: Esencia de lagracia. Como medium, ¿ es medium quod ( =sustancia) o medium quo ( =accidente)? El hombre (el alma) posee un esse primum (sustancial) que es perfeccionado por la gracia (esse secundum = accidental). La analogía entre la gracia y el rayo de la luz solar que se aduce como elemento sustancial, es rechazada por Alejandro. Su definición de la gracia es, pues, 'primus actus etperfectus animae in esse secundo'. En la función vital de la gracia qua recte vivitur, el 'vivere' es propio de la gracia, y la 'rectitud' en el obrar se debe a las virtudes (264). Capítulo VII: La gracia y el libre albedrío. La naturaleza del libre albedrío tiene un sentido que no se confunde simplemente con la libertad. Es colocado en medio de las dos facultades, entendimiento y voluntad: el primero conoce un bien, el libre albedrío interviene para la elección del bien conocido y, en fin, la voluntad da el consentimiento al bien conocido. Distinta de la sindéresis, ésta es un habitus innato del alma, el cual siempre mueve al bien, mientras que el libre albedrío es la facultad de elección entre el bien y el mal (también después del pecado original) (279). Se– gún Alejandro, el libre albedrío sólo puede querer el bien meritorio sostenido por la gratia gratumJaciens. "La gracia es necesaria, tanto para iniciar el acto de fe en la potencia cognoscitiva, cuanto para iniciar el querer y el obrar el bien meritorio, que tiene su sede en la potencia afectiva. En la referencia ilustrativa a la situación del 'Adán inocente', Alejandro confirma que Adán fue creado en la rectitud, pero da a esta rectitud el valor de gracia para perseverar en el bien y para progresar.
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